“El marido de mi hermana” es un ejercicio de delicada complejidad narrativa que, a pesar de sus evidentes aspiraciones a la comedia romántica dramática, se mantiene con una elegancia sorprendente. La película, dirigida por Marc Lawrence, no se adscribe fácilmente a un género, sino que se sitúa en un territorio donde el humor, el drama y la tensión emocional se entremezclan, a veces con notable éxito y otras veces con un ligero desequilibrio.
La película se centra en Richard Haign, interpretado con una magnética introspección por Colin Firth. Firth, como siempre, ofrece una actuación sutil pero profundamente convincente, transmitiendo la frustración, la vulnerabilidad y la gradual transformación del personaje. Su Richard es un hombre meticuloso, obsesionado con el orden y la belleza, atrapado en un mundo académico que se ve sacudido por la inesperada maternidad. El guion, adaptado de la novela homónima de Sally Rooney, explora con maestría la idea del amor triangular, el papel de la paternidad y la búsqueda de la identidad, todo ello envuelto en un romanticismo que, aunque quizás algo convencional, está bien ejecutado.
Sin embargo, la película no se centra únicamente en Richard. Olivia, interpretada por Saoirse Ronan, aporta una vitalidad y una rebeldía que contrastan fuertemente con la compostura del protagonista. Ronan ofrece una interpretación cautivadora, presentando a una mujer libre, creativa y con una visión del mundo muy diferente a la de Richard. La relación entre ambos es el núcleo de la trama y, aunque no siempre fluye con la naturalidad esperada, se construye con una honestidad que resulta atractiva. La química entre Firth y Ronan es palpable, generando momentos de genuino humor y de cierta tensión sexual que, aunque subestimada, es efectiva.
La dirección de Lawrence, a pesar de no ser innovadora, logra mantener la atención del espectador, favoreciendo la intimidad de las relaciones y la ambigüedad moral de los personajes. La película se toma su tiempo para desarrollar las dinámicas familiares, mostrando las consecuencias de la maternidad en cada uno de sus miembros. Si bien el ritmo podría ser más ágil en algunos momentos, la atmósfera melancólica y la música evocadora contribuyen a la sensación de un romance en crisis, de un equilibrio roto que no vuelve a ser el mismo. El guion, en general, destaca por su capacidad de profundizar en las emociones de los personajes, sin caer en clichés y ofreciendo una reflexión sobre el amor, la familia y el cambio.
No obstante, la película no está exenta de algunas debilidades. El final, aunque coherente con la historia, podría haberse manejado con mayor sutileza. Algunas de las situaciones exageradas, quizás para reforzar el humor, diluyen la credibilidad de la trama. En definitiva, "El marido de mi hermana" es un drama romántico que, a pesar de sus defectos, posee una sensibilidad y una honestidad que lo hacen recomendable para aquellos que buscan una historia diferente a las convenciones del género.
Nota: 7/10