El menú (2022)

“El menú” es una joya inquietante y perturbadora, una película que te atrapa desde el primer momento y te deja con una sensación de incomodidad persistente mucho después de que los créditos finales se desvanecen. La película, dirigida por Mark Mylod, no se limita a ofrecer una comedia negra con un toque de sátira gastronómica; es una disección psicológica metódica sobre la ambición, la identidad y las consecuencias de las elecciones que tomamos – o que nos impiden tomarlas. La premisa, aparentemente simple, sirve de trampolín para una exploración mucho más profunda de la naturaleza humana.

La dirección de Mylod es magistral. Crea una atmósfera tensa, casi claustrofóbica, a través de la cinematografía y el montaje. El uso del primer plano, especialmente en las expresiones faciales de los personajes, es excepcionalmente efectivo. Cada mirada, cada gesto, revela una inquietud subyacente, una creciente paranoia. La película no depende de jumpscares baratos; su horror reside en la atmósfera y en la lenta erosión de la cordura de sus protagonistas, Jude y Margot, interpretados brillantemente por Ralph Fiennes y Anya Taylor-Joy. Fiennes, en particular, entrega una actuación transformadora. Su Chef Julian Silver es un personaje complejo, un hombre consumido por su arte, por su soledad y por una obsesión enfermiza por la perfección que lo lleva a crear un plan macabro. La vulnerabilidad que Fiennes revela bajo esa fachada de control y elitismo es lo que realmente define al personaje.

Anya Taylor-Joy también destaca con una Margot cautivadora y en constante evolución. Su personaje no es una víctima pasiva; es una observadora inteligente, una crítica social subversiva que cuestiona los valores y las pretensiones de la alta cocina y del mundo en general. La química entre Fiennes y Taylor-Joy es palpable, y su dinámica, que va desde la admiración inicial hasta la confrontación despiadada, es el corazón emocional de la película. La película logra equilibrar la comedia negra con un drama intenso, mostrando la fragilidad de las relaciones humanas frente a la búsqueda incesante de la perfección.

El guion, adaptado de un cuento de Jasper Fforde, es el elemento más sobresaliente de la película. Es inteligente, sardónico y sorprendentemente filosófico. No se conforma con ofrecer bromas fáciles sobre la gastronomía; explora temas de estatus social, la idolatría del artista, el vacío existencial y el precio de la ambición. La película plantea preguntas incómodas sobre el propósito de la vida, la búsqueda de la felicidad y la naturaleza de la moralidad. El ritmo es perfecto, manteniendo al espectador en vilo hasta el final, y los diálogos son afilados, perspicaces y, en ocasiones, brutalmente honestos. La película no ofrece respuestas fáciles, solo plantea inquietantes cuestiones sin resolver.

En definitiva, "El menú" es una experiencia cinematográfica memorable. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que disfrutan de películas que desafían las convenciones y que nos obligan a reflexionar sobre la naturaleza humana, es una obra maestra moderna. Una película que permanecerá en tu mente mucho después de haberla visto.

Nota:** 8.5/10