El misterio de Catherine (1997)

“El Misterio de Catherine” es un thriller de los 90 que, lejos de la grandilocuencia de algunos ejemplos del género, opta por un enfoque claustrofóbico y perturbador, manteniendo una atmósfera de tensión constante que se va estrangulando a medida que avanza la trama. La película, dirigida por Carl Vermorel, logra generar una sensación de incomodidad palpable, no a través de sustos baratos, sino por la gradual revelación de los oscuros secretos familiares que entran en juego. La historia, aparentemente sencilla al principio, se transforma en un laberinto de mentiras, desconfianza y ambigüedad moral.

Jeff Fahey, como Jack Doyle, ofrece una actuación sólida y creíble. Su personaje, un detective privado con un pasado turbio y una moral ambigua, es el motor de la narrativa. Fahey transmite con maestría la mezcla de cinismo, vulnerabilidad y, en ocasiones, la desesperación que caracteriza a su personaje. Sin embargo, la película se apoya considerablemente en la actuación de Andy Fiscella, quien interpreta a Nick Pierlly, el compañero de Jack. Fiscella aporta un toque de humor negro que sirve para aliviar, aunque sea brevemente, el peso de la tensión y la oscuridad del argumento. María Conchita Alonso, en el papel de Jessica, su novia, es relegada a un papel secundario, pero su presencia se siente como un contraste con la frialdad generalizada del ambiente.

El guion, escrito por James Whitworth, es un punto débil pero no un fracaso absoluto. La trama se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo que el espectador se sumerja en la atmósfera opresiva de la historia. No obstante, algunas subtramas se sienten un tanto forzadas y la resolución final, aunque satisfactoria, podría haber sido más elaborada. La dirección de Vermorel es competente, utilizando planos cerrados y un encuadre particular que refuerza la sensación de encierro y paranoia. El uso de la luz y la sombra contribuye a crear un ambiente sombrío y amenazante. La fotografía, aunque no sea innovadora, cumple su función de ambientar la historia en un contexto rural y aislado.

En definitiva, “El Misterio de Catherine” es un thriller psicológico que, a pesar de sus defectos en cuanto a la elaboración de algunos detalles, logra crear una experiencia cinematográfica inquietante y memorable. No es una película que te haga saltar del asiento, pero sí te hace pensar en las consecuencias de los secretos familiares y en la fragilidad de la verdad. La fuerza de la película reside en su atmósfera, en las actuaciones sólidas de sus protagonistas y en la capacidad de generar un ambiente de constante sospecha. Es una película que se disfruta más al analizarla después de visionarla, y que, para aquellos que aprecien el cine de suspense más introspectivo, merece la pena ser descubierta.

Nota: 7/10