El misterio de Salem's Lot (2024)

‘El Misterio de Salem’s Lot’ (1979) no es simplemente una película de terror; es una atmósfera opresiva, un descenso lento y tortuoso a la locura, envuelto en un atardecer perpetuo. La película de Tobe Hooper, adaptada de la novela homónima de Stephen King, no busca chocar con efectos especiales grandilocuentes o gore descontrolado. Su poder reside en la construcción gradual del horror, un subidón psicológico que se siente más real y perturbador que cualquier criatura monstruosa.

La historia, aunque sencilla en su premisa, se desarrolla con una maestría inquietante. Ben Mears, interpretado con una profunda melancolía por Richard Masur, regresa a su ciudad natal, Jerusalem’s Lot, con la esperanza de reavivar su creatividad. Lo que encuentra no es inspiración, sino una oleada de sucesos inexplicables: niños desapareciendo, animales mutilados, una creciente sensación de desesperación que permea la comunidad. Masur entrega una actuación impecable, transmitiendo la angustia de un hombre atormentado por su pasado y la inevitable conciencia de que las fuerzas oscuras que acechan en su ciudad natal son mucho más antiguas y peligrosas de lo que imaginaba.

Lo verdaderamente brillante de la película es la dirección de Hooper, que utiliza una paleta de colores apagados, casi monocromática, para reflejar el estado de ánimo de la ciudad y de sus habitantes. La iluminación, sombría y difusa, crea una atmósfera de constante amenaza. Hooper evita el uso de música de suspense tradicional, optando por un silencio inquietante que se rompe solo por el sonido de los pasos, el crujir de las ramas, el lamento de los niños perdidos. Esta elección estilística, aunque a veces considerada anticuada hoy en día, contribuye enormemente a la sensación de vulnerabilidad y horror primario. La película no se centra en el combate directo, sino en la anticipación, el miedo latente, la sensación de que algo horrible está a punto de suceder. El impacto, por tanto, es mucho mayor.

El guion, aunque adaptado de una novela extensa, logra mantener un ritmo incesante, centrándose en las reacciones psicológicas de los personajes. Los niños, especialmente, son el corazón de la película, víctimas inocentes de una amenaza sobrenatural. La película explora temas complejos como la pérdida de la inocencia, el peso del pasado y la naturaleza del mal. No obstante, el ritmo, en algunas escenas, puede sentirse ligeramente torpe y las actuaciones de algunos secundarios, aunque competentes, no alcanzan el nivel de la interpretación de Masur. Sin embargo, estas pequeñas imperfecciones palidecen en comparación con la fuerza general de la película y su capacidad para generar un terror duradero. Es una película que te persigue mucho después de que termina los créditos.

Nota: 7.5/10