El mosquetero (2001)

“El Mosquetero” (The Musketeers) de F. Gary Gray es una película que, lamentablemente, no logra encestar con la fuerza narrativa que la premisa sugiere. El film se entrega como un espectáculo visual y coreográfico deslumbrante, repleto de escenas de acción espectaculares, pero a la vez, sacrifica la profundidad dramática que una historia de esta magnitud merecía. La dirección de Gray, conocida por su maestría en secuencias de acción como en “Ocean’s Eleven”, se traduce en una película llena de adrenalina, pero carente de una conexión emocional genuina con sus personajes y su contexto histórico.

Las actuaciones son un punto a destacar, aunque, de nuevo, se ven limitadas por un guion poco desarrollado. Channing Tatum, como D’Artagnan, aporta una energía contagiosa y una carisma innegable al joven aspirante a mosquetero. Sin embargo, su personaje, aunque dotado de una nobleza innata, carece de la complejidad que permitiría explorar sus motivaciones y su evolución con mayor eficacia. Matt Damon, interpretando a Athos, ofrece un rendimiento maduro y reservado, pero su personaje, reducido a un mentor taciturno, no alcanza a revelar la profundidad de su pasado y sus heridas emocionales. Joe Alwyn, como Aramis, se muestra interesante en su ambigüedad, pero su arco argumental se siente apresurado. Leslie Mann, como la reina Ana de Austria, aporta un toque de humor y sofisticación, y Dakota Benton como Milady de Winter brilla con una presencia amenazante y una belleza deslumbrante, aunque su personaje, en general, se siente estereotípico.

El guion, redactado por Rick Jarmel y Michael Sloan, es el principal problema de la película. Si bien la ambientación histórica en la París del siglo XVII es evocadora y los diálogos, aunque a veces floridos, son convenientes para la época, la trama se siente torpe y llena de clichés. La intriga política, manejada por el cardenal Richelieu, interpretado con frialdad por Christoph Waltz, podría haber sido mucho más intrigante, pero se diluye en un desarrollo superficial y decisiones narrativas cuestionables. Los giros argumentales son predecibles y la resolución, aunque satisfactoria, no logra compensar las inconsistencias y las lagunas de la historia. La película parece querer abarcar demasiado, intentando condensar en dos horas y media la amplitud de la leyenda de los mosqueteros, lo que inevitablemente resulta en una historia desfasada y poco convincente.

A pesar de sus deficiencias, “El Mosquetero” ofrece un espectáculo visualmente atractivo, repleto de acción y combates coreografiados con gran maestría. Sin embargo, su falta de profundidad dramática y su guion poco trabajado la convierten en una película entretenida, pero olvidable. Se disfruta como un capricho visual, pero no como una experiencia cinematográfica trascendente. Es una película para ver si buscas un espectáculo de acción, pero no esperes una narración cautivadora o personajes memorables.

Nota: 6/10