El Otro Guardaespaldas (2017)

“El Otro Guardaespaldas” no es, precisamente, una epopeya de acción hollywoodense. Es, en cambio, una thriller político claustrofóbico y sorprendentemente inteligente que se nutre de la tensión, el suspense y un par de giros argumentales que te harán cuestionar cada línea de diálogo y cada movimiento de personaje. La película, dirigida por Denis Villeneuve, no se preocupa por glorificar la violencia, sino por mostrarla como una consecuencia inevitable de las decisiones tomadas por aquellos que se encuentran en el centro del poder. La ambientación holandesa, con sus edificios imponentes y su atmósfera sombría, contribuye significativamente a esta sensación de opresión y fatalismo.

Ryan Reynolds, como Michael Bryce, ofrece una interpretación impecable de un hombre consumido por la culpa y el arrepentimiento. Su Bryce es un tipo decente, un héroe de la ley, pero profundamente roto por un pasado traumático. La película no se limita a mostrarlo como un guardaespaldas competente, sino que explora su vulnerabilidad, su conflicto interno y su constante lucha por redimirse. Reynolds equilibra a la perfección el humor negro y la melancolía, dando como resultado una actuación compleja y realista. Aunque su personaje puede parecer estereotipado al principio, la película va desentrañando la profundidad de su alma, revelando un hombre que, a pesar de sus errores, conserva un idealismo enraizado.

La química entre Reynolds y Blake Lively, como Evelyn Bryce, la esposa, es fundamental para el éxito de la película. Su relación, marcada por la tensión y la incomunicación, refleja la desesperación y el aislamiento que experimentan los protagonistas. Lively, en un papel más limitado que Reynolds, aporta una dignidad y una fortaleza que complementan a la perfección la fragilidad de su marido. No obstante, el verdadero corazón de la película reside en la actuación de Elija Woods, el atormentado actor convertido en testigo protegido. Woods, interpretado por Shea Whigham, aportando una inquietante vulnerabilidad y un aire de desesperación que lo convierten en un personaje genuinamente memorable. Su conflicto con el pasado y su necesidad de expiar sus pecados es el motor principal de la trama.

El guion, coescrito por Michael Brandt y Mark Greaney, es donde la película realmente brilla. No se apoya en clichés de acción innecesarios, sino que construye una trama intrincada y llena de matices. La película se centra en la diplomacia, la corrupción y el poder, abordando temas complejos como la justicia, la venganza y la moralidad. Villeneuve, a pesar del ritmo relativamente pausado, mantiene la tensión alta a través de la atmósfera, la música y la dirección de los primeros planos. La película se beneficia de una banda sonora imponente y un trabajo de edición preciso que enfatiza los momentos de mayor tensión. Los diálogos, a menudo concisos y cargados de significado, son cruciales para el desarrollo de los personajes y la comprensión de la trama. La película es, en definitiva, un estudio psicológico de dos hombres atrapados en una red de engaños y traiciones.

No esperéis un espectáculo visual deslumbrante. La película prefiere la sutileza, la atmósfera y la profundidad del personaje. “El Otro Guardaespaldas” es una obra que invita a la reflexión, que te obliga a cuestionar tus propios valores y a pensar en las consecuencias de nuestras acciones. Es un thriller político inteligente y absorbente que, a pesar de su cierto peso dramático, resulta ser un entretenimiento considerable.

Nota: 8/10