El pasado (2013)

“El Pasado” de Asghar Farhadi no es un melodrama convencional, aunque la tensión emocional que genera es innegable. La película, premiada en Cannes, se erige como una meditación sobre el peso del pasado, la dificultad de la comunicación y las consecuencias devastadoras de los secretos no revelados. Farhadi nos presenta una historia claustrofóbica, principalmente contenida en un apartamento parisino, que se expande lentamente, revelando capas de dolor y decepción.

El guion, impecable tal como es habitual en Farhadi, es la joya de la corona. La trama se construye con una meticulosa lentitud, dejando que la frustración y el resentimiento se filtren en cada diálogo. No se intenta ofrecer explicaciones simplistas; la verdad, cuando finalmente emerge, es dolorosa y compleja. Lo que la película realmente explora es la forma en que las mentiras, incluso las bien intencionadas, pueden erosionar las relaciones más importantes de nuestras vidas. La dinámica entre Ahmad, su esposa Marie y su hija Lucía es palpable, cargada de silencios incómodos y miradas que dicen más que las palabras. Farhadi no rehúye del cinismo, mostrando con crudeza la falta de empatía y la incapacidad de los personajes para comunicarse de manera efectiva.

Las actuaciones son, en general, sobresalientes. Javier Gutiérrez, como Ahmad, transmite de manera convincente la angustia y la confusión de un hombre que se ve arrastrado a un pasado que había intentado enterrar. Su personaje, atrapado entre el deseo de reconciliarse con su esposa y la obligación de proteger a su hija, es profundamente humano y vulnerable. Golshifteh Farahani, en el papel de Marie, ofrece una interpretación igualmente potente, encapsulando la amargura, el dolor y la frustración de una mujer que ha sacrificado mucho por su familia. Aunque el personaje de Lucía, interpretada por Leily Nassirifar, es menos desarrollado que los otros, su presencia y su relación con sus padres son esenciales para comprender la complejidad de la trama.

Desde el punto de vista técnico, la dirección de Farhadi es precisa y deliberada. La fotografía de Reza Mehdizadeh contribuye a la atmósfera opresiva de la película, utilizando la luz y la sombra para enfatizar la oscuridad que se cierne sobre los personajes. La banda sonora, minimalista y evocadora, refuerza la sensación de inquietud y paranoia. Farhadi evita los clichés y las soluciones fáciles, dejando al espectador con la incómoda tarea de cuestionar sus propias suposiciones. La película no ofrece respuestas, sino que plantea preguntas sobre la moralidad, la responsabilidad y el precio de las decisiones que tomamos.

En definitiva, "El Pasado" es una obra maestra del cine contemporáneo, una película que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es un drama psicológico complejo, inteligente y profundamente conmovedor, que explora temas universales de una manera magistral.

Nota: 9/10