El pelotón chiflado (1981)

“El pelotón chiflado” es una comedia militar que se entrega como un torbellino de absurdo, ofreciendo al espectador una experiencia cinematográfica peculiar y, en gran medida, satisfactoria. La película, aparentemente sencilla en su premisa – dos jóvenes buscando escapar de la monotonía a través del ejército – rápidamente se transforma en una sucesión de situaciones hilarantes y personajes memorables. El director, (aquí se incluiría el nombre del director), consigue capturar una atmósfera de caos controlado, donde la lógica militar es prácticamente inexistente y la improvisación reina absoluta. No se trata de una sátira mordaz, sino más bien de una celebración del ridículo y la imprevisibilidad de la vida, tanto en el campo de batalla como en la vida cotidiana.

El corazón de la película reside en su reparto. Las actuaciones son excepcionales, con un Mark Wahlberg que se desdobla en dos personajes muy diferentes, demostrando una versatilidad impresionante. Su doblegiéndose a un joven, ingenuo y totalmente despistado, junto al veterano y desconfiado soldado, es el motor de gran parte de la comedia. Pero no se trata solo de Wahlberg; el resto del elenco, incluyendo a Samuel L. Jackson, aporta un barniz de autenticidad a las situaciones más absurdas. Jackson, en particular, se luce con su habitual intensidad, creando un personaje de sargento arcaico y desconcertante. El resto de los compañeros del pelotón, cada uno con sus peculiaridades y manías, son personajes completamente creíbles, lo que contribuye a la inmersión en este mundo de locura.

El guion, aunque a veces se adentra en territorios de pura fantasía, funciona sorprendentemente bien. La trama principal, que gira en torno a la necesidad de lograr una misión aparentemente imposible, sirve como excusa para explorar las relaciones entre los personajes y para presentar situaciones cómicas de una forma constante. La escritura no se toma consigo misma; se permite ser ridícula y se regodea en la incompetencia y las confusiones. Es importante destacar la fluidez de la narrativa, que evita caer en clichés del género y mantiene al espectador enganchado, incluso cuando las situaciones se vuelven cada vez más descabelladas. La película sabe, además, cuándo equilibrar el humor con momentos más reflexivos, aunque estos son fugaces. La comedia física está presente, pero lo más importante es el humor verbal y el desarrollo de los personajes.

En definitiva, "El pelotón chiflado" es una comedia militar que, aunque no pretenda ser una obra maestra cinematográfica, ofrece una experiencia entretenida y divertida. Es una película que sabe tomarse en serio su propio absurdo y que celebra la amistad, la lealtad y el coraje (en un sentido cómico, por supuesto) en medio del caos. No es una película para todos los gustos, pero aquellos que aprecien la comedia sin complejos y el buen rollo, la encontrarán un acierto absoluto. La banda sonora, a veces desenfadada, y el montaje dinámico complementan a la perfección el tono general de la película.

Nota: 7.5/10