“El Poder del Tai Chi” no es la explosión de acción que quizás algunos esperaban al escuchar el título, sino un drama de carácter introspectivo que explora las consecuencias morales de perseguir el éxito a cualquier precio. La película de Roger Avary, influenciada por la filosofía taoísta y la cultura de las artes marciales chinas, se presenta como una historia sobre la pérdida de la integridad frente a la promesa de riqueza y poder. A pesar de su ritmo deliberadamente pausado, la película logra mantener el interés del espectador a través de una atmósfera densa y una dirección sutil pero efectiva por parte de Avary, quien se aleja del estilo frenético de “Kill Bill”.
La película se centra en Jianyi (interpretado con una reserva emocional convincente por Donnie Yen), un prodigio del Tai Chi que, tras una devastadora tragedia personal, encuentra consuelo y un nuevo propósito en el arte marcial. Su habilidad lo convierte en una figura muy deseada, y pronto se ve envuelto en un mundo de organizaciones criminales que necesitan su talento para entrenar a sus mercenarios. Esta situación lo lleva a aceptar contratos cada vez más obscenos y violentos, erosionando gradualmente su código ético. Lo más interesante es que Avary no se limita a mostrar la violencia como un espectáculo, sino que la utiliza como una consecuencia inevitable de la decisión de Jianyi. La dirección de la cámara, en general, es discreta, permitiendo que el espectador experimente la tensión de la situación a través de la mirada del protagonista.
Donnie Yen ofrece una actuación notable, pero no recae en clichés de acción. Su Jianyi no es un héroe clásico; es un hombre roto, atormentado por su pasado y cada vez más alienado por las decisiones que toma. El resto del elenco, incluyendo a James Faulkner y Hsu Fu, contribuyen a crear una atmósfera de inquietud y desconfianza, aunque sus personajes, en general, carecen de la profundidad psicológica de Jianyi. El guion, aunque a veces lento, se beneficia de un diálogo natural y una exploración cuidadosa de las implicaciones filosóficas del Tai Chi, introduciendo conceptos como el equilibrio, la armonía y la importancia de la virtud. La película toca temas universales sobre la ambición, la moralidad y el precio del éxito, ofreciendo reflexiones valiosas sobre cómo nuestras elecciones pueden llevar a caminos inesperados y destructivos.
A pesar de su ritmo deliberado, “El Poder del Tai Chi” es una película con un mensaje potente y una estética visual agradable. Si bien podría haber beneficiado de una mayor tensión dramática en algunos momentos, la película consigue transmitir una sensación de desasosiego persistente. Es una obra que invita a la reflexión y que, en última instancia, plantea preguntas difíciles sobre lo que realmente importa en la vida. Es una película recomendable para aquellos que buscan algo más profundo que la simple acción.
Nota: 7/10