El presidente y Miss Wade (1995)

“El Presidente y Miss Wade” es un drama político que, a pesar de su premisa intrigante, termina siendo una experiencia cinematográfica ligeramente decepcionante. La película, dirigida por Mark Green, plantea un escenario interesante: un presidente en duelo, lidiando con el estrés de una campaña electoral y, de manera inesperada, enamorándose de una activista ambientalista. Esta tensión romántica, intrínsecamente conflictiva, promete un drama de poder y conflicto moral que, lamentablemente, no alcanza todo su potencial.

La dirección de Green es competente, manteniendo un ritmo constante y un nivel de tensión palpable durante la mayor parte de la película. Utiliza los espacios presidenciales y los escenarios de campaña con eficacia, creando una atmósfera de aislamiento y peligro. Sin embargo, la película a veces se siente un poco superficial en su tratamiento de los temas que explora. La campaña política se presenta como un juego de estrategias predecible, y las motivaciones de los personajes, en ocasiones, parecen simplificadas. La política estadounidense, un terreno fértil para la intriga, se reduce a un esquema genérico de lucha por el poder.

La película se sostiene, en gran medida, gracias a las actuaciones de sus protagonistas. Matt Damon, como Andrew Shepherd, entrega una interpretación convincente, transmitiendo con sutileza el dolor de la pérdida, la presión de su cargo y la lucha interna por mantener su integridad. Robert Redford, como el senador Bob Rumson, ofrece una actuación digna, recordando a un político experimentado y despiadado. Sin embargo, la química entre Damon y la actriz que interpreta a Sydney Wade (Sasha Baruk) es, en mi opinión, la debilidad más notable de la película. Su relación carece de la fuerza emocional que se podría haber esperado, limitando el impacto dramático de su romance.

El guion, adaptado del libro de Tom Eaton, presenta algunos diálogos interesantes, pero también se ve afectado por un enfoque excesivamente lineal y un exceso de explicaciones. La trama, aunque efectiva en mantener el interés, a veces se siente como si estuviera construida sobre un esqueleto, con diálogos que explican más de lo que muestran. La película podría haber explorado en mayor profundidad las implicaciones morales de la relación de Shepherd con Wade, las consecuencias de sus decisiones políticas y el impacto de la pérdida en su personalidad. Se centra demasiado en el "cómo" de la trama, dejando de lado la riqueza de los "por qué". La exploración de las motivaciones del senador Rumson, si bien presente, podría haber sido más profunda y evolucionada.

En definitiva, “El Presidente y Miss Wade” es una película entretenida que ofrece algunos momentos de suspense político. No obstante, no logra alcanzar la profundidad emocional y la complejidad temática que promete su premisa. Es un drama político interesante, pero con margen de mejora en cuanto a la construcción de personajes y la exploración de las motivaciones subyacentes.

Nota: 6/10