El proyecto colibrí (2019)

“El Proyecto Colibrí” no es una película que deja una huella imborrable, pero sí que, en su mediocridad, logra construir un thriller de negocios tenso y, sorprendentemente, efectivo. Dirigida por Michael Polish, la película se sumerge en el mundo despiadado de las telecomunicaciones y la ambición desmedida, presentando una historia de traiciones, alianzas inestables y riesgos inimaginables. La película no se intenta ser profunda ni reflexiva, y afortunadamente, esto se traduce en un entretenimiento directo, aunque no excesivamente original.

La dirección de Polish es visualmente atractiva. Utiliza la fotografía para intensificar la atmósfera, creando ambientes oscuros y opresivos que reflejan el estado mental de los personajes. La paleta de colores es fría y apagada, contrastando con los intentos desesperados de los protagonistas por iluminar el camino con la fibra óptica. Sin embargo, el ritmo narrativo a veces se siente un poco irregular. El desarrollo de la trama se enmarca en un periodo relativamente corto de tiempo, lo que obliga a comprimir la información y, a veces, sacrificar la profundidad necesaria para comprender completamente las motivaciones de cada personaje. No obstante, la tensión constante, construida a través de encuentros tensos y silencios cargados de significado, mantiene al espectador enganchado hasta el final.

La película cuenta con dos interpretaciones sólidas. Ben Foster, como el protagonista, presenta una actuación contundente y convincente, transmitiendo la desesperación y la ambición de un hombre al borde de la locura. Su personaje es complejo, plagado de contradicciones y, a veces, de decisiones moralmente cuestionables, lo que lo convierte en un protagonista interesante y memorable. Paul Dano, por otro lado, ofrece una interpretación igualmente sólida en el papel del antiguo jefe, un individuo frío, calculador y dispuesto a todo para proteger sus intereses. El enfrentamiento entre Foster y Dano es el corazón de la película y, en general, la química entre ambos actores es excelente, aportando un peso considerable a la trama.

El guion, escrito por Joe Lynch y Michael Polish, se beneficia de un concepto intrigante pero carece de una exploración suficientemente profunda de los temas que plantea. Si bien la película explora la idea de la obsolescencia tecnológica y la búsqueda de la riqueza, también toca temas como la ética empresarial, la ambición desmedida y las consecuencias de las decisiones tomadas en busca del beneficio inmediato. No obstante, la escritura no profundiza lo suficiente en estos aspectos, dejando entrever más de lo que muestra. A pesar de algunas lagunas, el guion logra mantener el interés gracias a la construcción de un thriller de negocios lleno de giros inesperados y situaciones peligrosas.

Nota: 6.5/10