“El rector” (The Substitute) no es una película que se espera que revolucione el género de thriller escolar, pero sí que ofrezca una experiencia cinematográfica lógicamente entretenida y, en algunos momentos, inquietantemente tensa. La película se centra en Rick Latimer, interpretado con una quietud palpable por parte de Michael Shannon, un profesor de instituto en crisis personal y profesional que es inesperadamente asignado como rector de Brandel High, un colegio plagado de problemas y desobediencia. La premisa, a priori, suena a cliché, pero la película logra, gracias a una dirección precisa de Jake Kasdan, generar un ambiente de desconfianza y peligro que se acumula con lentitud, logrando una atmósfera más efectiva que sustanciosas escenas de acción.
Shannon, como siempre, se entrega por completo a su papel. Su Rick es un hombre roto, consumido por la tristeza y el alcohol, pero que se aferra a un ideal de orden y disciplina. La actuación es sutil pero convincente, mostrando la lucha interna de un hombre que intenta mantener la compostura frente a una avalancha de problemas. Complementa a Shannon la interpretación de David Harbour, quien encarna a Jake Phillips, el guarda de seguridad del colegio. Harbour aporta un toque de ironía y humanidad al personaje, creando una dinámica interesante con Rick, sin caer en estereotipos. La relación entre ambos, inicialmente tensa y desconfiada, evoluciona de una forma creíble y, en ciertos momentos, conmovedora.
El guion, escrito por Ryan Ridley, se beneficia de un ritmo pausado. La película no se apresura a mostrar la violencia, sino que se centra en la creación de tensión a través de diálogos, miradas y pequeñas acciones. Esto, si bien es una estrategia inteligente, también puede resultar algo lento para algunos espectadores. Sin embargo, la película consigue generar un cierto grado de suspense, gracias a la presencia constante de personajes problemáticos y a la sensación de que algo malo está a punto de suceder. El guion explora temas como la justicia, la raza, la clase social y la dificultad de romper con el pasado, aunque sin ofrecer soluciones fáciles ni conclusiones definitivas. La exploración de estas ideas, aunque superficial, añade profundidad a la trama. La película no busca juzgar, sino mostrar las consecuencias de las decisiones y las limitaciones impuestas por las circunstancias.
La dirección de Kasdan es notable. Domina el uso del plano cerrado para crear intimidad y claustrofobia, y sabe emplear la luz y la sombra para intensificar la sensación de amenaza. La banda sonora, minimalista y perturbadora, contribuye a la atmósfera general. La cinematografía, en general, es sólida, aunque no particularmente innovadora. En definitiva, “El rector” es un thriller de instituto bien construido, que se beneficia de la calidad de sus actores y de la dirección de Kasdan. Si bien no es una obra maestra, sí que ofrece una experiencia cinematográfica recomendable para aquellos que disfrutan de este tipo de historias con personajes complejos y un ritmo lento pero efectivo.
Nota: 7/10