El regreso de la momia (2001)

“El Regreso de la Momia” (1999) es, en retrospectiva, una película tremendamente querida, pero con el tiempo, algunas de sus peculiaridades se hacen más evidentes. La película, dirigida con un sentido del espectáculo por Stephen Sommers, logró crear un ambiente de aventura pulp, una explosión de acción y una buena dosis de humor que la convirtieron en un éxito de taquilla instantáneo y en un clásico para muchos fans del género. Sin embargo, a pesar de sus virtudes, la película no es un ejercicio de brillante cinematografía; es más bien un entretenimiento directo y desinhibido, con un guion que, si bien es entretenido, carece de la profundidad y complejidad que podríamos haber esperado de un thriller de momias de origen egipcio.

El director Sommers hace un gran trabajo visualmente, empleando efectos especiales que, para su época, eran bastante impresionantes. La recreación de la antigua Egipto, tanto en las escenas interiores como en las exteriores, es notable, logrando una atmósfera de misterio y exotismo que envuelve al espectador. La película se beneficia enormemente de la producción de maquillaje y vestuario, que crean personajes convincentes y detalles visuales que dan vida al mundo del faraón y sus secretos. No obstante, la acción, aunque exagerada y a veces ridícula, se ejecuta con energía y dinamismo, lo que, sin duda, contribuye al atractivo general de la película. El ritmo es rápido, casi frenético, manteniendo al espectador enganchado al desarrollo de los acontecimientos.

Las actuaciones son sólidas, con Brendan Fraser destacando como Rick O'Connell. Fraser, que era relativamente desconocido antes de este papel, logró conectar con el público gracias a su carisma y su capacidad para llevar a cabo las escenas de acción. Rachel Weisz es igualmente convincente como Evelyn, aportando un equilibrio entre inteligencia y vulnerabilidad al personaje. La inclusión de Arnold Schwarzenegger como el General Ardeth Bey añade un toque cómico característico al actor, aunque su personaje a veces cae en estereotipos. La química entre Fraser y Weisz es palpable, creando una relación creíble y conmovedora.

El guion, sin embargo, es donde la película se debilita más. Si bien la trama principal, que involucra la resurrección de la momia y la amenaza del Rey Escorpión, es interesante, se siente a menudo simplista y llena de clichés del género de aventuras. Las subtramas, aunque añaden algo de profundidad, a veces se sienten forzadas y poco desarrolladas. Además, el humor, que es un elemento importante de la película, a veces resulta excesivo y fuera de lugar, desvirtuando el tono dramático. La explicación de la maldición milenaria y las motivaciones del Rey Escorpión, aunque presentes, no profundizan lo suficiente en la mitología egipcia, lo que resulta limitante para aquellos que buscan una experiencia más rica y completa. A pesar de esto, la película consigue, en general, mantener el interés y la tensión a lo largo de su duración, aprovechando al máximo el material de la novela de Michael Daley.

Nota: 7/10