El reino del planeta de los simios (2024)

“El Reino del Planeta de los Simios” no es solo una secuela, es un ejercicio de reflexión y un compromiso con la evolución de una franquicia que, a pesar de sus altibajos, siempre ha sabido innovar. Dirigida por Jeff Nichols, esta entrega se aleja considerablemente del tono de acción frenética de sus predecesoras, optando por un ritmo pausado y una atmósfera cargada de melancolía que, aunque no apela a los grandes espectáculos visuales, logra un impacto emocional profundo.

La película se centra en Koba, un joven simio que esconde un oscuro secreto. Su pasado, marcado por una brutal experimentación, lo condena a una existencia de marginación y paranoia. El actor Caeser Romero le da una interpretación magistralmente contenida, transmitiendo la carga emocional de un ser atormentado sin recurrir a clichés exagerados. Su actuación es sutil, pero tremendamente efectiva, aportando una complejidad y una humanidad sorprendentes a un personaje que podría haber sido meramente un instrumento narrativo.

Jeff Nichols se distingue por su habilidad para construir atmósferas. La película se desarrolla en un mundo que, aunque dominado por los simios, no es utópico. La vida de las criaturas inteligentes, a pesar de su control, se ve teñida de amargura y desconfianza. La dirección de fotografía, con un uso prominente de tonos terrosos y la luz natural, refuerza esta sensación de opresión y aislamiento. La paleta de colores es deliberadamente apagada, lo que contribuye a la sensación general de tristeza y desesperanza que impregna la película.

El guion, adaptado de las memorias de Gorilas, es el punto fuerte de la película. No se centra en la acción de combate, sino en la exploración de la identidad, el trauma y las consecuencias de la injusticia. La historia de Koba plantea interrogantes sobre la naturaleza del poder, la responsabilidad y el impacto del pasado en el presente. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre las implicaciones éticas de la ciencia y la tecnología. La narrativa, a pesar de su lentitud, es poderosa y emocionalmente resonante, construyendo un final que, lejos de ser un espectáculo, es una revelación perturbadora.

A pesar de su ritmo contemplativo, “El Reino del Planeta de los Simios” es una película que se queda con el espectador mucho después de que las luces se enciendan. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien una historia bien contada, con personajes complejos y una visión crítica del poder y la condición humana, merece ser vista. Es una película que no solo explora el pasado, sino que también nos obliga a confrontar nuestro propio presente.

Nota: 8/10