El resplandor (1980)

Stanley Kubrick’s *El Resplandor* (1980) no es simplemente una película de terror; es una disección del aislamiento, la locura y la fragilidad de la psique humana. A pesar de su aparentemente simple premisa – un escritor con problemas que se refugia en un hotel aislado durante el invierno – la película construye una atmósfera de angustia y paranoia que se arraiga profundamente en el espectador, acompañándola mucho después de que los créditos finales se hayan desplegado.

La dirección de Kubrick es, sin duda, el núcleo central de esta obra maestra. Su maestría reside en la construcción de la tensión, no a través de sustos repentinos y violentos, sino a través de la sugerencia, la ambigüedad y la sensación constante de que algo terrible está a punto de suceder. El uso de la cámara, en particular, es sublime. Las largas tomas, el encuadre preciso y la meticulosa composición de cada escena crean una sensación de inquietud y anticipación. La banda sonora, compuesta por Bernard Herrmann, es un componente vital, su uso de tonos graves y pulsaciones irregulares aumenta la sensación de amenaza silenciosa.

Jack Nicholson, en un papel que definirá su carrera, ofrece una actuación icónica. Su interpretación de Jack Torrance, un hombre que se desmorona lentamente bajo la presión del aislamiento y sus propios demonios internos, es magistral. Nicholson captura la creciente desesperación y la locura de Jack con una sutileza aterradora. No se trata de un monstruo caricaturesco, sino de un hombre roto que lucha contra sus propios fantasmas. Wendy, interpretada por Shelley Duvall, es el contrapunto perfecto a la creciente locura de su marido. Su interpretación es de una vulnerabilidad conmovedora, mostrando el miedo y la impotencia de una mujer atrapada en una tormenta de locura.

El guion, adaptado de la novela de Stephen King, ha sido objeto de debate, pero Kubrick lo transforma en algo mucho más sutil y efectivo. Se reduce la narrativa explícita, concentrándose en la introspección del personaje principal y en la creación de una atmósfera opresiva. La novela original se basa en elementos sobrenaturales más directos; Kubrick, por el contrario, opta por un tratamiento más ambiguo, dejando que el espectador decida si los eventos son producto de la mente fragmentada de Jack o de una fuerza sobrenatural. Esta elección, aunque controvertida para algunos lectores de King, en última instancia eleva la película a un nivel superior, convirtiéndola en una exploración universal de la locura y el aislamiento.

En definitiva, *El Resplandor* no es solo una película de terror psicológico, sino una obra de arte cinematográfica que continúa generando debate y fascinación décadas después de su estreno. Su impacto en el género y su influencia en otros cineastas son innegables. Es una experiencia perturbadora e inolvidable, que se queda grabada en la mente del espectador mucho después de que la pantalla se haya apagado.

Nota: 9/10