El reverendo (2018)

“El Reverendo” (The Reverend) no es una película que te ofrezca respuestas fáciles o conclusiones cómodas. Es, en cambio, una exploración incómoda y a menudo perturbadora de la fe, el duelo, la radicalización y las consecuencias de la desilusión. Ethan Hawke da una actuación magnífica, y no se trata solo de contar la historia, sino de *ser* la historia – un hombre roto por la pérdida, consumido por el dolor y, a regañadientes, arrastrado por una corriente de extremismo. Hawke evoca con maestría la ambigüedad moral de su personaje, Jacob, un hombre que, habiendo perdido a su hijo en el frente, se encuentra ahora enfrentado a una nueva pérdida: la de su fe y, potencialmente, de su propia humanidad.

La película consigue, en gran medida, plantear una pregunta fundamental: ¿qué ocurre cuando la desesperación te lleva a buscar una justificación para el sufrimiento? Jacob, el reverendo, que inicialmente parece un hombre amable y comprensivo, se ve progresivamente influenciado por Caleb, un activista radical (Wyatt Russell) y su esposa embarazada, Sara (Amanda Seyfried). La dinámica entre estos dos personajes es el núcleo de la narrativa, y la complejidad de su relación es uno de los puntos fuertes del filme. No se trata de un antagonismo claro, sino de una lenta y gradual erosión de los valores morales de Jacob, alimentada por la culpa, el anhelo y una necesidad desesperada de encontrar significado en medio del caos.

Amanda Seyfried, en el papel de Sara, ofrece una interpretación sutil y conmovedora. Su personaje, atrapado en una situación desesperada, no es un símbolo de la inocencia o la virtud, sino una mujer real, con sus propias dudas, miedos y una creciente frustración ante la aparente falta de soluciones. Su embarazo actúa como un catalizador de la crisis de Jacob, complicando aún más su situación y añadiendo una capa de vulnerabilidad a la narrativa. La química entre Hawke y Seyfried es genuina y, a menudo, inquietante. No se trata de un romance, sino de una conexión basada en el dolor compartido y la necesidad de apoyo.

La dirección de Martín Scorsese, a menudo caracterizada por su intensidad y su enfoque en la complejidad del ser humano, se manifiesta de manera efectiva en “El Reverendo”. La película se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, y utiliza la fotografía para crear una atmósfera opresiva y sombría, que refleja el estado emocional de los personajes. La música, además, es fundamental, con piezas inquietantes y melodías melancólicas que contribuyen a la atmósfera general de la película. El guion, aunque no siempre brillante, plantea preguntas relevantes sobre la naturaleza de la fe, la responsabilidad personal y el impacto de la violencia. Sin embargo, a veces se siente un tanto repetitivo en la presentación de las ideas centrales.

Es una película que te deja con la sensación de que no ha terminado de responder a todas las preguntas que plantea, pero que, en cambio, te invita a reflexionar sobre la fragilidad de la fe y la facilidad con la que puede ser manipulada. No es una película para todos los públicos, pero sí es una obra cinematográfica valiosa y que merece ser vista, analizada y debatida.

Nota: 7/10