El ritmo de la venganza (2020)

“El ritmo de la venganza” (The Rhythm of Revenge) es, sin duda, una película que exige atención y recompensa con una experiencia visceral y perturbadora. Dirigida por Benjamin Reyes, la película no se limita a ofrecer un thriller criminal; se sumerge en la psique rota de Stephanie Patrick, una mujer devastada por la pérdida de su familia y que, impulsada por la ira y el dolor, opta por el camino más oscuro: el de un asesino serial.

La película se centra en el viaje de Stephanie, interpretada con una intensidad casi palpable por Zoey Deutch. Su transformación no es meramente física, sino una metamorfosis interna que se manifiesta en su mirada, en su lenguaje corporal y, sobre todo, en la frialdad que comienza a emanar. Deutch entrega una actuación brillante, equilibrando la vulnerabilidad de una mujer que ha perdido todo con la determinación gélida de una ejecutora implacable. La dirección de Reyes consigue capturar esa dualidad con maestría, nunca dejando que el espectador se entere demasiado de su sufrimiento interior, lo que intensifica el impacto de sus acciones.

El guion, aunque a veces se adentra en territorios un tanto predecibles en lo que respecta a la trama principal, destaca por su atmósfera claustrofóbica y su ritmo lento y metódico. La película no se apresura a revelar la verdad, sino que la construye gradualmente, sugiriendo y dejando al espectador con más preguntas que respuestas. El uso del sonido es particularmente efectivo, creando una sensación constante de tensión y anticipación, mientras que la fotografía, en tonos grises y oscuros, refuerza la idea de un mundo sombrío y peligroso. Se nota una influencia considerable del cine noir clásico, lo que le otorga una cualidad atemporal y una elegancia inquietante.

Si bien la trama principal, centrada en la búsqueda de justicia, puede resultar algo simplista en ciertos momentos, la película explora temas complejos como el duelo, la venganza, la moralidad y los límites de la justicia. La película plantea interrogantes sobre si la venganza, incluso cuando se justifica por el dolor, puede realmente curar las heridas o simplemente perpetuar el ciclo de violencia. La película no busca ofrecer soluciones fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre la naturaleza humana y las consecuencias de nuestras acciones. La banda sonora, compuesta por Benjamin Blanton, complementa a la perfección la atmósfera de opresión y desesperación que impregna la narrativa.

En definitiva, “El ritmo de la venganza” es una película inquietante, visualmente impactante y con actuaciones sólidas. No es un thriller que divierta con saltos de acción, sino una experiencia cinematográfica que se queda con el espectador mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es una película que exige compromiso, pero que recompensa la atención con una historia oscura y provocadora.

Nota: 7/10