El sastre de la mafia (2022)

“El sastre de la mafia” no es precisamente una obra maestra cinematográfica que redefine el género, pero sí es una película sorprendentemente cautivante y con un toque de originalidad que la diferencia de la proliferación de thrillers criminales más convencionales. La historia, centrada en Leonard (Rylance), nos lleva desde la tranquilidad de Savile Row hasta las peligrosas calles de Chicago, un cambio radical que sirve como punto de partida para un drama existencial disfrazado de relato criminal. La premisa, por sí sola, ya es interesante: un sastre afín a la perfección, con una vida aparentemente normal, se ve arrastrado por las circunstancias a un entorno donde la elegancia y el poder se miden en disparos y amenazas.

La dirección de Walter Salles, conocido por su sensibilidad y su capacidad para crear atmósferas inmersivas, es la columna vertebral de la película. Salles logra, con un ritmo pausado y una estética cuidada, reflejar la alienación y la soledad de Leonard. La ciudad de Chicago se convierte en un personaje más, un laberinto urbano lleno de sombras y violencia, pero también de una cierta belleza melancólica. Hay escenas particularmente evocadoras que transmiten la desesperación y la incertidumbre del protagonista, y el uso de la luz y la oscuridad es consistentemente efectivo.

Hugh Rylance ofrece una interpretación magistral. Su Leonard es un hombre roto, pero no en el sentido dramático habitual. Su fragilidad reside en una quietud interior, en una lucha constante por aferrarse a su integridad moral en un contexto donde la moral es relativa. Rylance logra transmitir toda esa complejidad con una sutileza admirable. Las interacciones entre Leonard y los miembros de la familia gángsters, especialmente las de Victor Martel (Diego Luna), son tensas y cargadas de significado. Luna, por su parte, interpreta a Victor con una mezcla de astucia y vulnerabilidad que lo convierte en un antagonista convincente y, a su vez, entrañable.

El guion, aunque no escatima en clichés del género, posee un gran mérito: evita caer en la melodramatización. La trama se centra más en la evolución del personaje de Leonard y en la exploración de temas como la identidad, la moralidad y el precio del poder. La película no ofrece respuestas fáciles ni juicios definitivos. En cambio, nos invita a reflexionar sobre las decisiones que tomamos y las consecuencias que pueden acarrear. La relación entre Leonard y su hijo, Abel (Jackson Wells), es uno de los puntos fuertes del guion, aportando un elemento humano y conmovedor a la historia. La película se presta a interpretaciones sobre el legado de la violencia y la represión.

En definitiva, “El sastre de la mafia” es una película que, a pesar de sus defectos, logra ser memorable. Es una historia poco convencional, con un ritmo deliberado y una atmósfera densa que te atrapa desde el principio. Si buscas un thriller criminal con un punto de vista diferente, este podría ser una buena opción.

Nota: 7/10