El secreto de Marrowbone (2017)

“El secreto de Marrowbone” no es una película para el público generalizado, y afortunadamente así lo es. Es una obra que exige atención, paciencia y, sobre todo, una mente abierta, ya que se aferra a un ambiente gótico y a una atmósfera inquietante que te envuelve desde los primeros minutos. Dirigida con maestría por Robert Eggers, después del éxito de “El Faro”, la película se adentra en el territorio del horror psicológico, alejándose de los jumpscares tradicionales y enfocándose en la desintegración de una familia y el peso del pasado. La fotografía de Lauren Seibert es sublime; las tonalidades grises, los paisajes salpicados de niebla y la iluminación tenue contribuyen de forma magistral a la sensación de aislamiento y decadencia.

La película se centra en los cuatro hermanos – Jack, Billy, Jane y Sam – y su lucha por sobrevivir en una granja rural en la Inglaterra de 1969. Tras la muerte repentina de su madre, se ven obligados a ocultar la verdad y a mantener una fachada de normalidad, mientras la presencia siniestra que acecha la propiedad amenaza con exponer sus secretos. El guion, adaptado de una novela de Daniel Levin, es deliberadamente lento y deliberadamente críptico. La historia no se explica de forma lineal; en cambio, se construye a través de diálogos tensos, miradas significativas y la creciente paranoia de los personajes. Aunque puede frustrar a algunos espectadores acostumbrados a narrativas más directas, esta ambigüedad es, en última instancia, lo que le da a la película su fuerza y su carácter perturbador. El guion se beneficia enormemente de la exploración de la dinámica familiar, mostrando el conflicto, el resentimiento y el amor, aunque este último se vea a menudo enterrado bajo capas de miedo y desconfianza.

Las actuaciones son excepcionales. Nicolas Cage, en un papel que parece diseñado para él, ofrece una interpretación intensa y compleja de Jack, el hermano más atormentado. Su interpretación, marcada por una mezcla de locura y vulnerabilidad, es el corazón palpitante de la película. Los hermanos menores, Charlie Herbst como Billy, Ade Hendrix como Sam, y Kirby Howell-Baptiste como Jane, también brillan, contribuyendo a la atmósfera de desconfianza y desesperación. La química entre los actores es palpable, y las actuaciones reflejan fielmente la fragilidad emocional de los personajes. Se siente un real peligro presente en cada escena, no solo del entorno, sino de las propias acciones y decisiones de cada uno.

En definitiva, "El secreto de Marrowbone” es una película inquietante, atmosférica y profundamente perturbadora. No es un espectáculo fácil de ver, pero sí es una experiencia cinematográfica memorable que te perseguirá mucho después de que los créditos finales hayan rodado. La película explora temas como el trauma, la familia, el aislamiento y el peso del pasado, invitando al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad y la oscuridad que puede residir en el corazón de cada uno de nosotros. Es un ejercicio de dirección y guion que demuestra la capacidad de Robert Eggers para crear un mundo cinematográfico único y lleno de sombras.

Nota: 8/10