El secreto de Vera Drake (2004)

“El secreto de Vera Drake” no es una película que te divierta en el sentido tradicional, ni siquiera en el sentido de una historia repleta de acción. Es una película profundamente melancólica y, a su vez, sorprendentemente poderosa, que se instala en la mente como un eco persistente. El director Peter Rowe, con una sensibilidad casi quirúrgica, nos sumerge en la vida austera y silenciosa de Vera Drake (Keira Knightley), una mujer de clase trabajadora que, sin buscarlo, se encuentra en el centro de un oscuro drama moral. La película no se centra en grandes gestos o revelaciones impactantes, sino en la acumulación de pequeños detalles que revelan la complejidad de su personaje y el peso de sus acciones.

Knightley ofrece una actuación excepcionalmente sutil y contenida, que es, quizás, la clave del éxito de la película. Vera no es una heroína glamurosa ni una figura carismática. Es una mujer ordinaria, víctima de su propia compasión y de las circunstancias sociales de la posguerra. Su dolor es palpable, no dramatizado. La actuación de Knightley transmite la resignación, el miedo y la culpa con una honestidad devastadora. Es un papel que exige un gran control emocional, y ella lo domina a la perfección. Al lado, Mark Strong, como el fiscal Charles Hale, proporciona una contrapunto inquietante, un hombre determinado a imponer la ley, pero atormentado por su propia incapacidad para perdonar.

La película se construye con una maestría considerable en el guion, escrito por Chilean Gonzalez y Graham Knowles. La historia se desenvuelve con una lentitud deliberada, permitiendo que el espectador se sienta parte del universo de Vera. Los diálogos son concisos y reveladores, y la ambientación en Londres de la posguerra es impecable, evocando una atmósfera de pobreza, desesperación y opresión moral. La fotografía de Billy Lee Allison es sumamente efectiva, utilizando una paleta de colores apagados y una iluminación tenue que refuerza la sensación de melancolía. No hay artificios visuales llamativos, sino una naturalidad que contribuye a la autenticidad de la experiencia cinematográfica.

La película plantea preguntas incómodas sobre la legalidad, la moralidad, el sacrificio y la responsabilidad. ¿Es legal el aborto en la época? ¿Es moralmente justificable ayudar a una joven a escapar de una situación intolerable? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a Vera Drake? “El secreto de Vera Drake” no ofrece respuestas fáciles, sino que nos invita a reflexionar sobre estas cuestiones, dejándonos con una sensación de inquietud y una profunda empatía por el destino de esta mujer atormentada. No es una película que te dejará indiferente, y su impacto perdura mucho después de que los créditos finales hayan empezado a rodar. El misterio se revela gradualmente, sin dar grandes pistas, y el final, aunque amargo, es sumamente satisfactorio y coherente con el resto de la narración. Es una pequeña joya cinematográfica, un estudio psicológico profundamente conmovedor.

Nota: 8/10