“El Secreto de Vicky” es una película que te envuelve con una atmósfera de melancolía y un misterio inquietante, a la vez que te ofrece una reflexión sobre el duelo, la conexión con la naturaleza y el instinto primitivo. Dirigida por Franck Leboeuf, la película se aleja de los clichés del melodrama familiar, proponiendo una narrativa pausada y contemplativa que, aunque no llega a ser espectacular, resulta profundamente conmovedora.
La película se centra en Stéphane, interpretado con una delicadeza y autenticidad innegables por Denis Ménochet. Su personaje, un hombre atormentado por la pérdida de su esposa y la progresiva desvinculación de su hija, Victoria, es complejo y no se reduce a una simple víctima. Ménochet logra transmitir la vulnerabilidad y la desesperación de Stéphane, su lucha por reconectar con su hija y su creciente preocupación por el comportamiento de ésta. La química entre él y la joven Léonie Lainé, que interpreta a Vicky, es palpable, y sus interacciones son el corazón de la película. Lainé, a pesar de su juventud, ofrece una actuación sorprendente, interpretando a una niña que, a medida que se abre al exterior gracias a la presencia del lobo, experimenta un cambio radical. Su actuación es sutil pero efectiva, comunicando el despertar de un lado salvaje que reside en su interior.
La dirección de Leboeuf se distingue por su cuidado visual. La fotografía, rica en matices y colores terrosos, captura la belleza salvaje de la región francesa, convirtiéndola en un personaje casi tan importante como los protagonistas. La película utiliza el paisaje como un espejo de las emociones de los personajes, reflejando la soledad, la melancolía y el anhelo de Stéphane, pero también la libertad y el misterio que el lobo representa para Vicky. La película se toma su tiempo, permitiendo al espectador sumergirse en la atmósfera y apreciar los pequeños detalles, como la construcción del vínculo entre Stéphane y Vicky, o la forma en que Vicky interactúa con el animal. Sin embargo, esta lentitud podría resultar tediosa para algunos espectadores.
El guion, aunque efectivo, no está exento de algunos momentos predecibles y recurrente a la estética del “film rural” o “film de supervivencia”, aunque se trata de un enfoque más sutil que en otros títulos del género. La trama se construye con lentitud, y la revelación del secreto del lobo, si bien impactante, se siente un tanto abrupta al final. La película explora temas como el duelo, la pérdida de la inocencia y la relación del hombre con la naturaleza, pero sin ofrecer soluciones fáciles ni finales grandilocuentes. En cambio, se queda con la imagen de un viaje emocional en el que tanto Stéphane como Vicky se enfrentan a sus propios miedos y prejuicios.
A pesar de sus ocasionales debilidades, "El Secreto de Vicky" es una película que merece la pena ver. Es una historia conmovedora y visualmente atractiva que invita a la reflexión, especialmente si se aprecia el cine contemplativo y las películas que exploran la complejidad de las relaciones humanas. La película logra transmitir un mensaje potente sobre la importancia de la conexión con la naturaleza y la necesidad de aceptar el lado salvaje que existe en cada uno de nosotros. Es una experiencia cinematográfica que, aunque no espectacular, dejará una huella.
Nota: 7/10