El sexo opuesto (1956)

“El sexo opuesto” (The Love Life of Marty Diamond) es una película de comedia romántica de los años 50 que, a primera vista, parece un simple entretenimiento de la época. Sin embargo, tras una mirada más atenta, se revela una pieza interesante, si bien no imprescindible, que ofrece un retrato ligeramente ácido y, a veces, bastante cómico, de la vida matrimonial y las consecuencias de la infidelidad. La película, con la habitual elegancia visual del estudio de Columbia, se centra en Kay Hilliard, interpretada con maestría por June Allyson. Allyson transmite la furia y la desilusión de Kay con una sutileza sorprendente, lejos de los clichés de la época. Su personaje, a pesar de la situación dramática, se mantiene con un toque de dignidad y un agudo sentido del humor, lo que la convierte en una protagonista atractiva y con la que es fácil conectar.

Leslie Nielsen, en el papel de Steve, aporta un equilibrio perfecto a la narrativa. Si bien la película tiende a exagerar la “carga” de Steve como marido infiel, Nielsen logra suavizar el personaje, evitando que se convierta en un simple caricatura. Su actuación, si bien su característica entrega slapstick está presente, sirve para subrayar el absurdo de la situación y, en ocasiones, ofrece momentos genuinamente graciosos. Joan Collins, como Crystal, aunque con la exuberancia típica de su estilo, aporta un matiz de ambición y frialdad que, en última instancia, justifica la condena del personaje. Sin embargo, su actuación, por ser excesiva, puede sentirse un poco forzada a veces.

El guion, escrito por Stanley Kramer (quien también se encargó de la dirección), es donde la película realmente resalta. Kramer, conocido por su compromiso social y sus películas con mensajes, introduce una crítica sutil pero contundente sobre las expectativas de género en la sociedad de la época. La película plantea preguntas sobre la fidelidad, el amor verdadero y el papel de la mujer en el matrimonio, aunque lo hace a través de una lente humorística que no pretende ser profunda ni revolucionaria. La trama, si bien sencilla, está bien construida y mantiene el interés del espectador gracias a sus giros inesperados y sus momentos de comedia. La dirección de Kramer es, en general, competente, con una notable atención al detalle en la ambientación y en la composición de los planos, que evocan la atmósfera glamorosa de los años 50.

A pesar de su entretenimiento, “El sexo opuesto” no está exenta de defectos. La película recurre a algunos clichés del género, especialmente en lo que respecta a las reacciones exageradas de Kay ante la infidelidad de Steve. Además, el ritmo puede ser un poco irregular en algunos momentos, con algunas escenas que se alargan innecesariamente. No obstante, la película es una agradable sorpresa, un ejemplo bien conservado de la comedia romántica de los años 50, que ofrece un retrato cómico y, en cierto modo, perspicaz de la vida matrimonial.

Nota:** 7/10