El talento de Mr. Ripley (1999)

“El talento de Mr. Ripley” es una obra maestra de la tensión psicológica que, a pesar de su ambientación paradójicamente opaca, nos arrastra a un submundo de engaños y deseo en la glamurosa Italia de finales de los años 50. Dirigida por el maestro Guillermo del Toro, la película no es simplemente una recreación de la novela de Patricia Highsmith, sino una reinterpretación oscura y profundamente arraigada en la atmósfera particular del director. Del Toro logra capturar la melancolía inherente a la figura de Ripley, un hombre despojado de identidad y condenado a una existencia parásita.

Matt Damon ofrece una interpretación magistral de Tom Ripley, alejándose de sus roles habituales y sumergiéndose en un personaje complejo y moralmente ambiguo. Su Ripley es un hombre frío y calculador, capaz de manipular y engañar para conseguir lo que desea. Pero, a la vez, se le concede una vulnerabilidad que nos permite comprender, aunque no necesariamente justificar, sus acciones. La química entre Damon y Jude Law es palpable; la frustración y el resentimiento de Dickie Greeleaf, que se ve envuelto en la obsesión de Ripley, se transmiten a través de miradas y silencios. Law, por su parte, interpreta a un Dickie superficialmente hedonista, pero con una profunda inseguridad y un anhelo de conexión que lo hacen, paradójicamente, más humano que Ripley.

La dirección de Del Toro es, sin duda, el punto fuerte de la película. La cinematografía de Hoyte van Hoytakum es sublime, jugando con la luz y la sombra para crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica. Los colores vibrantes de Italia contrastan con la oscuridad que se cierne sobre Ripley y su plan. La película se beneficia de una banda sonora evocadora, que intensifica la sensación de inquietud y peligro. Pero lo más importante es que Del Toro no se limita a imitar la novela; profundiza en la psicología del personaje, explorando sus motivaciones y su soledad.

El guion, adaptado de la novela de Patricia Highsmith, es inteligente y pulido. No rehuye la complejidad moral del relato, presentando a Ripley como un producto de su entorno y de su propia búsqueda de identidad. El ritmo es excelente, manteniendo la tensión a lo largo de toda la película, incluso en los momentos de relativa calma. Si bien la película podría haber profundizado en las implicaciones de los crímenes cometidos, se centra con éxito en la transformación gradual de Ripley y en la descomposición de su psique. Es una película que obliga al espectador a confrontarse con preguntas incómodas sobre la identidad, la ambición y la búsqueda del propio lugar en el mundo.

Nota: 8.5/10