El tren del infierno (1985)

“El Tren del Infierno” (Hell Train) es una película que, a pesar de un concepto prometedor y visualmente impactante, no logra alcanzar la intensidad que su premisa sugiere. La dirección de Brian Carpenter es, en ocasiones, brillante, empleando una paleta de colores apagados y un uso efectivo de la cámara en movimiento para construir una atmósfera de claustrofobia y desesperación. Las secuencias de persecución en el tren son notablemente dinámicas y, en particular, la escena del tiroteo improvisado en el vagón de carga es un clímax visceral que ofrece momentos de genuina tensión. Sin embargo, el ritmo general de la película es irregular. Hay largos periodos de desarrollo de personajes que, aunque necesarios, sienten una lentitud innecesaria, disminuyendo el ritmo general y la tensión acumulada durante las primeras etapas.

Las actuaciones son un punto fuerte. Martin Henderson ofrece un retrato convincente de Manny, un hombre marcado por su pasado y atormentado por la culpa. Su interpretación es sutil y llena de matices, transmitiendo la dureza exterior que esconde una profunda vulnerabilidad. John Le Carré como Buck aporta un contrapunto interesante, un hombre más impulsivo y propenso a la violencia, lo que crea una dinámica atractiva entre ambos. La incorporación de Gretchen Mol como la ferroviaria, Lila, ofrece un alivio en la oscuridad, y aunque su personaje, en un principio, podría haber sido más complejo, la actuación de Mol es consistente y transmite la determinación de una mujer luchando por su supervivencia. El resto del reparto, principalmente los personajes que se cruzan en el tren, carecen de profundidad y se convierten en meros elementos de la trama, contribuyendo a la sensación de que la película podría haber explorado más a fondo las interacciones humanas en un escenario tan extremo.

El guion, sin embargo, es donde la película sufre más. Si bien la idea inicial es potente, la ejecución carece de originalidad y a menudo cae en clichés del género. Las motivaciones de los personajes, en algunos momentos, son poco claras, y la resolución del conflicto final es predecible. La película juega con el suspense, pero a menudo no logra crear un verdadero sentido de amenaza, lo que disminuye el impacto emocional de los momentos más intensos. A pesar de ello, la película no intenta ser una obra maestra de la narrativa; más bien, busca ser un thriller de acción claustrofóbico, y en este aspecto, cumple su cometido, aunque sin brillar con luz propia. El tema de la redención, implícito en la búsqueda de la libertad, se deja relativamente superficial y no se explora en profundidad. Es una película que se disfruta más por su ejecución visual y las actuaciones, que compensan en parte las carencias narrativas.

Nota: 6/10