El último gran mago (2007)

“El último gran mago” es una película que, a primera vista, parece una simple excusa para un romance de época con un toque de misterio sobrenatural. Sin embargo, tras un análisis más profundo, emerge como un entretenimiento visualmente atractivo y con algunas fortalezas argumentales que logran mantener la atención del espectador, aunque no lleguen a la excelencia. La dirección de Matthew Vaughn, conocido por su estilo vibrante y su habilidad para mezclar géneros, se nota en cada escena, especialmente en la recreación de Edimburgo a finales del siglo XIX, que se siente inmersiva y convincente. Vaughn no se limita a la estética; utiliza la fotografía, la iluminación y la banda sonora para crear una atmósfera de intriga y suspense que se intensifica a medida que la trama avanza.

Las actuaciones son un punto fuerte indudable de la película. Guy Pearce, como Harry Houdini, entrega una interpretación sólida y convincente, explorando la complejidad de un hombre obsesionado con la magia y con una profunda necesidad de conectar con su pasado. Pearce logra transmitir tanto la frustración de un mago que busca desesperadamente demostrar su superioridad, como la vulnerabilidad detrás de su fachada de confianza. Catherine Zeta-Jones, por su parte, brilla como Mary, la médium escocesa. Su personaje no es simplemente una figura atractiva para la trama; está bien desarrollada y su ambivalencia, su mezcla de profesionalismo y genuino interés por Houdini, aporta profundidad al romance central. La química entre Pearce y Zeta-Jones es palpable y contribuye significativamente al interés emocional de la película. De hecho, la relación entre ambos es el corazón de la historia, con momentos de genuina tensión y conexión.

Sin embargo, el guion presenta algunas inconsistencias. Si bien la premisa inicial es interesante y ofrece potencial para una historia más oscura y psicológica, la trama a veces se siente algo apresurada y recurre a clichés del género. La investigación sobre el supuesto contacto con el espíritu y las motivaciones del personaje de Mary podrían haber sido más exploradas. La película, por momentos, se queda en la superficie, ofreciendo resoluciones un tanto fáciles para algunos de los misterios que plantea. Además, la representación de la parapsicología, aunque se pretende realista, a veces se ve un poco simplificada, con elementos que podrían haber sido más elaborados y sugerentes. No obstante, la atmósfera y el ritmo mantienen el interés del espectador, evitando que la historia se vuelva completamente monótona.

En definitiva, "El último gran mago" es una película entretenida que ofrece un buen espectáculo visual, buenas actuaciones y un romance de época convincente. A pesar de sus deficiencias argumentales, la película logra compensar su falta de profundidad con una estética cuidada y una atmósfera envolvente. Es un producto cinematográfico disfrutable, especialmente para aquellos que aprecien el género de misterio y romance con un toque de magia.

Nota: 6.5/10