El último virrey de la India (2017)

“El último virrey de la India” es un drama histórico que, a pesar de contar con un reparto de renombre, no alcanza la profundidad emocional que promete. La película, dirigida por Michael Anderson, nos sumerge en los últimos meses de la India británica, un período de intensa transición y agitación, entre 1947 y 1948. La historia se centra en Lord Mountbatten (Adolfina Sastre), un hombre de acción, cuya labor principal, lejos de ser la de un líder político, se reduce a la logística del cese del dominio británico, un proceso complejo y plagado de tensiones. Es un retrato, sin duda, interesante pero que se queda en la superficie, explorando los detalles del reparto de personal, los alojamientos y las dificultades burocráticas, más que el pulso emocional de la época.

La dirección de Anderson es competente, utilizando la arquitectura imponente de los palacios y residencias de la India para evocar la opulencia y el contraste con la realidad social que se esconde tras las puertas. Hay escenas visualmente impactantes que capturan la magnificencia del lugar, pero la banda sonora, a menudo, resulta un tanto estridente y se siente fuera de lugar, impidiendo que la atmósfera se consolide. Aunque se presta atención a la recreación de la India de la época, se corre el riesgo de romantizar el pasado colonial, presentando una visión un tanto idealizada de la interacción entre las diferentes culturas. La película no ahonda en las profundidades del conflicto interreligioso, centrándose en los desafíos logísticos y la diplomacia de Mountbatten.

Las actuaciones son generalmente sólidas, pero sin grandes sobresalientes. Adolfina Sastre, como Mountbatten, ofrece una representación estoica y profesional de un hombre dividido entre su deber y su creciente preocupación por la inestabilidad política. Sin embargo, la película no le permite desarrollar plenamente su personaje, relegándolo a un rol de “hombre de acción” sin mayor exploración psicológica. Otros actores, como Claude Dryer en el papel de Nehru, contribuyen a la credibilidad del reparto, pero su presencia se siente a veces limitada por el guion. El personaje de Jawaharlal Nehru, uno de los líderes de la independencia, queda reducido a un mero secundario, perdiendo la oportunidad de presentar una visión más completa de las tensiones políticas de la época.

En definitiva, "El último virrey de la India" es una película bien producida, con una fotografía cuidada y una ambientación histórica generalmente acertada. No obstante, el guion, aunque no descata por su complejidad, tampoco logra alcanzar una profundidad emocional que podría haber elevado la experiencia cinematográfica. La película, en última instancia, se siente como una mera documentación visual de un período histórico significativo, más que una exploración íntima de las vidas y los dilemas de las personas que vivieron en él. Es una película entretenida, sin duda, pero carente de la fuerza narrativa y el impacto emocional que se esperaría de un drama de esta magnitud.

Nota: 6/10