El único superviviente (2013)

“El único superviviente” (Lone Survivor) es mucho más que una simple película de guerra. Es una narración visceral y profundamente humana de un desastre que, a pesar de ser relativamente reciente, aún resuena con la brutalidad y el impacto de la guerra. La película, dirigida por Peter Berg, logra transportar al espectador a las entrañas de la Operación Red Wing, una misión de fuerzas especiales de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos en Afganistán, y ofrece una experiencia cinematográfica que, aunque polarizante, es indudablemente memorable.

La dirección de Berg es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Su enfoque en lo táctico y realista, sin caer en la glorificación bélica, es admirable. Las secuencias de combate no son coreografías espectaculares, sino simulaciones crudas y desoladoras de lo que realmente es la guerra: un baile mortal con pocas posibilidades de victoria y muchos sacrificios. La película se centra en el claustrofóbico ambiente del bosque, utilizando la luz natural y el sonido para generar una tensión constante que te satura hasta el más mínimo detalle. Berg explora la fragilidad del espíritu humano bajo presión extrema, mostrando cómo la esperanza, el coraje y la lealtad se ponen a prueba ante la muerte inminente.

La película se sustenta en gran medida en la historia real de Marcus Luttrell, interpretado magistralmente por Mark Wahlberg. La actuación de Wahlberg es convincente, no solo por su físico, que encaja a la perfección en el papel de un soldado endurecido por la guerra, sino por su capacidad para transmitir la vulnerabilidad y el dolor de un hombre que está perdiendo a sus compañeros. La película también ofrece un buen trabajo a los actores de apoyo: Michael Pena, Yuri Robachewski y Rodrigo Santoro aportan matices y profundidad a sus roles, creando un microcosmos de camaradería y sacrificio. No obstante, a veces, la caracterización de algunos personajes se siente un poco superficial para contrastar con la intensidad del núcleo dramático.

El guion, adaptado de la autobiografía de Luttrell, es directo y enfocado en la supervivencia. Evita adornos innecesarios y se concentra en los momentos cruciales de la misión. Sin embargo, podría haberse beneficiado de una mayor exploración de las motivaciones políticas y la situación general de Afganistán en 2005. La película se centra casi exclusivamente en la perspectiva de los soldados, lo que puede resultar en una visión algo limitada de los eventos. No obstante, el ritmo implacable y la sensación de peligro constante logran mantener al espectador enganchado hasta el final.

“El único superviviente” es una película que te deja con una profunda sensación de inquietud y respeto por el coraje y la determinación de estos hombres. No es una película fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica honesta y poderosa que recuerda la importancia del sacrificio y la pérdida. Además, la recreación de la brutalidad de la guerra y la falta de recursos, junto con la inmersión en el paisaje afgano, hacen que la experiencia sea especialmente intensa.

Nota:** 7/10