El valle de los placeres (1970)

(EN) · Comedia, Drama, Música · 1h 49m

Póster de El valle de los placeres
Media
2.6 /10

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Sinopsis de El valle de los placeres

La historia sobre los problemas y ventajas de un trio femenino de rock para conseguir un lugar en el panorama de finales de los sesenta... En su primera película para un gran estudio, Meyer simplemente hizo lo que había venido ofreciendo durante años (esto es: chicas neumáticas, diálogos delirantes e incorrectos -escritos por el famoso crítico de cine americano Roger Ebert-, además de sexo y drogas por doquier) pero a lo grande. Así consiguió, pese a su clasificación X, uno de sus mayores éxitos.

Ficha técnica

Título original

Beyond the Valley of the Dolls


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Russ Meyer


Reparto principal de El valle de los placeres

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en El valle de los placeres.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de El valle de los placeres

Nuestra crítica de El valle de los placeres

Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.

¡El valle de los placeres! Una película que, bajo la mirada del director Meyer, nos ofrece una visión deslumbrante y contundente de la escena musical femenina en el final de los sesenta. Aunque la trama se centra en un trio de chicas de rock y sus intentos por romper la barrera del panorama masculino dominado, la película no se limita a simplemente retratar su viaje hasta el éxito.

En términos de dirección, Meyer muestra una magistral capacidad para captar las emociones complejas que rodean la ambición, el deseo y la frustración en estas jóvenes talentosas. Su manejo del guion es preciso, con diálogos divertidos e irreverentes, escritos por el crítico de cine americano Roger Ebert, que ayudan a construir personajes que son más que meramente caricaturas.

Las actuaciones en la película son impresionantes, con cada actriz capturando la espíritu de su personaje de forma única y convincente. La química entre ellas es palpable en cada escena, y nos hace sentir parte del trio en sus bajos momentos y las altas emociones que provocan su éxito.

Aunque la película ha sido clasificada con una etiqueta X debido a sus numerosas referencias a sexo y drogas, esto no significa que sea una simple representación vulgar de esos temas. En realidad, El valle de los placeres se aprovecha de la libertad sexual y el consumo de drogas como elementos del movimiento social en aquella época para explorar más profundamente la humanidad y la vulnerabilidad de estas mujeres.

En cuanto a los aspectos técnicos, el trabajo de cámara es excepcionalmente creativo, con una serie de planos que hacen vibrar nuestra empatía por las jóvenes protagonistas. La banda sonora también es impresionante, ya que se integra de manera coherente en la historia y ayuda a construir el ambiente del movimiento musical.

En conclusión, El valle de los placeres es una película que no debe ser perdida por nadie que quiera un recuerdo vívido de aquella época de cambio y libertad. Meyer simplemente ha conseguido transformar la ficción en realidad en esta producción que, a pesar de su clasificación X, es una de sus mayores éxitos. Aunque las actrices muestran sus cuerpos, son sus almas las que captan nuestra atención y nos hacen comprender el precio que tenemos que pagar por alcanzar nuestro sueño. ¡El valle de los placeres! Es una obra magistral que merece ser vista, ya sea para celebrar la fuerza de las mujeres o simplemente disfrutar de un buen rodaje y música rock.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto El valle de los placeres. Consulta sus valoraciones y comentarios.

⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (6.5/10)

“El valle de los placeres” es una película que se atreve a romper esquemas y a desafiar la moralidad de la época, y aunque su éxito inicial fue innegable, su legado cinematográfico es, como suele ocurrir, una mezcla de halagos y críticas. David Meyer, quien hasta ese momento se había mantenido como una figura periférica en el cine independiente estadounidense, consigue, gracias a esta película, la atención de un gran estudio, lo que le permite expandir su universo de personajes andróginos y su estética provocadora. La película, ambientada en 1968, sigue las vidas de tres mujeres rockeras: Jill (Karen Cooper), Sandy (Leslie Caron) y Lisa (Laura Alquist), mientras intentan alcanzar la fama con su banda, “The Moondogs”.

La dirección de Meyer es, sin duda, el punto fuerte de la película. Él logra crear una atmósfera densa y particular, una sensación de disonancia entre la exuberancia visual y la fragilidad emocional de sus personajes. No es una película que busque la belleza en el sentido tradicional, sino que se deleita en lo incómodo, en lo marginal. Meyer no rehuye los elementos más grotescos o la representación explícita de la sexualidad, lo que, para muchos críticos de la época, resultó controvertido. Sin embargo, esta decisión no es gratuita; se utiliza como herramienta para explorar la alienación, la búsqueda de la identidad y la dificultad de establecer relaciones significativas en un mundo dominado por las expectativas sociales.

Las actuaciones son sólidas, aunque no necesariamente magistrales. Karen Cooper, como Jill, es la que más convicción transmite, captando la desesperación y el anhelo de su personaje. Leslie Caron, siendo una actriz de reconocido prestigio, se limita a ofrecer una interpretación más contenida, centrada en la expresión de la confusión y la vulnerabilidad. Laura Alquist, como Lisa, es la menos memorable, pero su presencia se justifica por el papel que desempeña en la trama. Sin embargo, la película se salva gracias al guion, o más bien, a la escritura colaborativa de Roger Ebert, quien aporta un diálogo a menudo absurdo y repetitivo, pero que se alinea perfectamente con la naturaleza caótica y fragmentada de la historia. Las líneas son, en su mayoría, desproporcionadas y deliberadamente impactantes, lo que, a pesar de su torpeza, funciona como un reflejo de la mente en crisis de los personajes.

A pesar de sus méritos artísticos y su valentía en la representación de una época, “El valle de los placeres” es una película que puede resultar frustrante para algunos espectadores. Su ritmo pausado, su estética visualmente saturada y su guion a veces inconsecuente pueden generar fatiga. No obstante, su capacidad para provocar debate y su influencia en el cine underground son innegables. Es una película que, a pesar de sus fallas, merece ser vista por aquellos interesados en comprender la complejidad de la cultura juvenil de la época y el impacto de movimientos contraculturales en la creación artística.

Nota: 6.5/10

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