El vengador tóxico II (1989)

‘El vengador tóxico II’ no es una secuela en el sentido tradicional. No busca superar al original, ni siquiera intentarlo. Es, en cambio, una peculiar y, a menudo, desconcertante, reinterpretación del concepto de superhéroe y del arquetipo de la venganza. James Gunn ha decidido abrazar lo absurdo con una audacia que, en algunos momentos, se siente deliberadamente gratuita, pero que en otros resulta sorprendentemente efectiva.

La película se centra en Toxie, ahora un empleado en un centro para ciegos, que se ve forzado a regresar a Tromaville cuando le informan de que su padre, un antiguo líder de la mafia japonesa, está en peligro. Esta premisa, predecible, se convierte en el catalizador de una nueva y retorcida aventura. Gunn, consciente de la fragilidad de la memoria de Toxie y de su incapacidad para procesar el pasado, crea un bucle temporal que le devuelve a momentos clave de su vida, forzándole a revivir y reinterpretar sus decisiones.

La dirección de Gunn es, con diferencia, el punto más fuerte de la película. Él sabe cómo sacar el máximo partido a la locura visual de la historia, ofreciendo momentos grotescos, surrealistas y a menudo hilarantes. Las secuencias de acción, aunque desproporcionadas, están coreografiadas con una energía contagiosa y una estética visual que recuerda a las películas de ciencia ficción de los años 80, pero con un toque contemporáneo y un humor negro implacable. La banda sonora, una mezcla ecléctica de synth-pop y música clásica, complementa a la perfección la atmósfera de la película, contribuyendo a su encanto peculiar.

Las actuaciones son variadas. Val Kilmer, con una voz sintetizada pero con una química innegable con el personaje, ofrece una interpretación sólida y, a veces, conmovedora. El resto del elenco, compuesto por actores de doblaje reconocidos, cumplen su cometido, aportando matices a los personajes secundarios. Sin embargo, la trama, aunque entretenida en su primer acto, comienza a desmoronarse en el desarrollo. La sobrecarga de información y la complejidad temporal, aunque intencional, dificultan la comprensión y, en ocasiones, restan sentido a la historia.

El guion, escrito principalmente por Gunn y Evan Goldberg, es un ejercicio de estilo que, sin duda, se aleja de los cánones del género. La película explora temas como la memoria, el arrepentimiento y la búsqueda de la redención, pero lo hace a través de un prisma extremadamente subjetivo y a menudo caótico. El humor excesivo, aunque divertido en muchos momentos, puede resultar abrumador para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica más convencional. A pesar de sus fallos, ‘El vengador tóxico II’ es una película que se queda grabada en la memoria por su originalidad y su capacidad para subvertir las expectativas. Es una película para ver con una mente abierta y con ganas de dejarse sorprender por lo absurdo.

Nota: 6/10