El veredicto, la ley del menor (2018)

“El veredicto, la ley del menor” es un drama legal y emocional que, más allá de su temática ineludible, logra construir una historia de profunda humanidad y conflicto interno. La película, dirigida por Francis Lee, se adentra en la complejidad de las decisiones judiciales, la fe religiosa y el amor incondicional, ofreciendo una reflexión sobre los límites de la razón y la fuerza del instinto. La trama se centra en Fiona Maye, interpretada magistralmente por Anna Schofield, una juez de alto rango que se encuentra al borde del abismo personal y profesional. Su vida se ve sacudida cuando se enfrenta al caso de Adan, un chico adolescente diagnosticado con leucemia que se niega a recibir una transfusión de sangre debido a sus creencias religiosas. Este caso no es solo un dilema legal; se convierte en un espejo que refleja las grietas en su propio matrimonio, la pérdida de la inocencia y la búsqueda de un significado en un mundo que a menudo parece desprovisto de empatía.

Schofield entrega una actuación cautivadora, dotando a Fiona de una fragilidad palpable y una determinación férrea. No se trata de una heroína convencional, sino de una mujer que lucha contra sus propios demonios mientras se enfrenta a una situación desesperada. La relación entre Fiona y Adan, encarnada por el joven y prometedor Caleb Hammond, es el núcleo emocional de la película. La química entre ambos actores es química palpable, transmitiendo una conexión que va más allá de la relación de juez y paciente. Lee no se limita a mostrar el conflicto ideológico, sino que explora la desesperación de Adan, su miedo a la muerte y su deseo de mantener su fe. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas inquietantes sobre el papel de la religión, la autonomía personal y los derechos del niño.

La dirección de Lee es precisa y visualmente impactante. La atmósfera melancólica, construida a través de paisajes rurales sombríos y una fotografía cuidada, refleja el estado emocional de los personajes. El uso del color es sutil pero significativo, con la paleta predominante de grises y azules evocando la tristeza y el aislamiento. Sin embargo, a veces el ritmo es un poco lento, con escenas que se prolongan innecesariamente, lo que podría resultar tedioso para algunos espectadores. Aunque la narrativa principal es sólida, el desarrollo de la relación entre Fiona y su marido, interpretado por Ben Miles, se siente un tanto superficial y no alcanza el mismo nivel de profundidad que la historia principal. El guion, escrito por Lee y Phillip Morris, es inteligente y provocador, pero su enfoque en la introspección del protagonista puede restar importancia a otros elementos del conflicto.

A pesar de estos pequeños inconvenientes, “El veredicto, la ley del menor” es una película reflexiva y conmovedora que invita a la reflexión. Es un drama que se queda grabado en la memoria, no solo por su temática, sino por la fuerza de sus personajes y la belleza de su puesta en escena. Es una película que desafía al espectador a cuestionar sus propias convicciones y a considerar la complejidad de la vida desde diferentes perspectivas. No es un entretenimiento ligero, pero es una experiencia cinematográfica que vale la pena disfrutar.

Nota: 7.5/10