El viaje de Jane (2011)

“El viaje de Jane” no es simplemente un documental sobre la vida de Jane Goodall, sino una inmersión profunda en la psique de una mujer que ha dedicado su vida a la observación y a la comprensión de un mundo diferente al nuestro. La película, lejos de caer en la glorificación fácil de un icono, se presenta como un homenaje íntimo y honesto a un investigador cuyo impacto en la ética animal y en la conservación va más allá de sus logros científicos.

La película se estructura, quizás demasiado conscientemente, en un viaje tanto físico como emocional. Desde las fotografías de su infancia en Inglaterra, que revelan un niño curioso y observador, hasta el Parque Nacional de Gombe, Tanzania, se nos presenta una Jane que, a pesar del reconocimiento mundial, se mantiene humilde y arraigada a sus raíces. Esta dualidad es fundamental para entender el espíritu de la protagonista; su conexión con la naturaleza y su rigor científico se entremezclan con una profunda empatía por los animales, un sentimiento que se transmite con una fuerza convincente.

Lo que realmente distingue a “El viaje de Jane” es su enfoque en la complejidad de la mujer. La película evita simplismos y se adentra en las contradicciones de su vida. Se muestra a una mujer que, a pesar de ser pionera en el estudio de los chimpancés, ha enfrentado críticas y desafíos por sus métodos. La película no tiene miedo de abordar las controversias que rodearon sus primeras investigaciones, mostrando la evolución de su pensamiento y su compromiso inquebrantable con la protección de los animales.

El metraje es, en su mayoría, espectacular. Las imágenes de Gombe son impresionantes, y la inclusión de material de archivo de la propia Jane Goodall es invaluable, aportando una autenticidad y una vivacidad que el documental podría haber perdido sin ella. Sin embargo, a veces la estética de la película se inclina hacia lo sentimental, lo cual, aunque comprensible dado el tema, puede resultar un poco sobrecargado en ciertos momentos.

Las actuaciones, en el sentido tradicional, son inexistentes. La película se basa en la voz y la presencia de Jane Goodall, y su narración es cautivadora. Se siente genuinamente presente, compartiendo sus reflexiones, sus esperanzas y sus miedos. Es una voz familiar para aquellos que la siguen, y para los que no la conocen, ofrece una introducción accesible a su trabajo y a su filosofía. El guion, aunque bien estructurado, podría haber explorado un poco más la dinámica familiar de Goodall, aunque esto no es una falta imperdonable.

En resumen, “El viaje de Jane” es una película conmovedora y significativa, que ofrece un vistazo privilegiado a la vida de una mujer que ha cambiado la forma en que entendemos a los animales. No es un documental grandioso o espectaculares, pero su valor reside en su honestidad y en su capacidad para inspirar un cambio en nuestra relación con el mundo natural. Es un recordatorio poderoso de la importancia de la empatía y la responsabilidad que conlleva el conocimiento.

Nota: 8/10