El vuelo (Flight) (2012)

“El vuelo” (Flight), dirigida por Robert Zemeckis, no es una película que te deje boquiabierto por su originalidad, pero sí una que te atrapa por su intensidad y la solidez de su núcleo dramático. La película, estrenada en 2012, se centra en Whip Whitaker (Denzel Washington), un piloto de aerolíneas de bajo costo con un pasado turbulento y una adicción al alcohol, que se ve catapultado a la fama tras un aterrizaje forzoso en medio del campo, salvando la vida de casi un centenar de pasajeros. Lo que parecía un triunfo, se convierte rápidamente en un cúmulo de problemas legales y personales que lo convierten en el principal sospechoso de un posible accidente.

Denzel Washington entrega una actuación magistral, que no se limita a interpretar un héroe caído. El personaje de Whip es complejo, profundamente humano y dolorosamente vulnerable. Su adicción al alcohol no es simplemente un rasgo de carácter, sino la manifestación física y emocional de un trauma pasado que lo atormenta. Washington logra transmitir la desesperación, el arrepentimiento y la lucha interna de Whip con una sutileza increíble. Su interpretación es creíble y conmovedora, y es el corazón palpitante de la película. No se trata de un héroe perfecto, sino de un hombre que intenta aferrarse a la cordura y a su familia en medio de la tormenta. La química entre Washington y Helen Mirren, que interpreta a la Dra. Strickland, la investigadora al servicio de la FAA, es especialmente notable. Su relación, inicialmente tensa y marcada por el profesionalismo, evoluciona a lo largo de la película, ofreciendo momentos de genuina ternura y respeto.

El guion, escrito por John cusack y Zemeckis, es un ejercicio de suspense psicológico que explora temas como la responsabilidad, la culpa, la redención y los límites de la moralidad. La película no busca glorificar el alcoholismo, sino mostrar sus devastadoras consecuencias. La trama avanza a un ritmo sostenido, utilizando flashbacks que revelan gradualmente el pasado oscuro de Whip y las circunstancias que llevaron a su adicción. Aunque la premisa inicial podría parecer algo cliché, Zemeckis logra darle un giro inesperado y mantener al espectador enganchado hasta el final. El uso de la tecnología de captura de movimiento para dar vida a los rostros de los actores, particularmente Denzel Washington, es impresionante, pero en ocasiones puede resultar algo artificial. Sin embargo, en su mayoría, funciona muy bien para capturar la intensidad emocional de las escenas.

La banda sonora, con piezas de música clásica y contemporánea, complementa a la perfección la atmósfera tensa y emocional de la película. Las escenas del aterrizaje, filmadas con una precisión que te sumerge en la experiencia del piloto, son particularmente impactantes. “El vuelo” no es un espectáculo visual deslumbrante, pero sí una película honesta, realista y, sobre todo, emotiva. Es una reflexión sobre los errores que cometemos, las consecuencias de nuestras acciones y la posibilidad de encontrar la redención, incluso cuando parece imposible. Es un drama psicológico bien construido y con una actuación sobresaliente de Denzel Washington, que la convierte en una experiencia cinematográfica satisfactoria.

Nota: 8/10