“Elis” no es simplemente una biografía; es una inmersión profunda en la vida y el alma de una artista que trascendió las fronteras de la música brasileña. La película de Beatriz de Jesus, más allá de la narrativa lineal del ascenso y la caída, logra capturar la esencia de Elis Regina, su complejidad y su innegable magnetismo. El filme construye una atmósfera densa, evocadora, que se nutre de la nostalgia y el reconocimiento tardío de una leyenda. La película se beneficia enormemente de la dirección de Beatriz de Jesus, quien maneja con maestría los momentos íntimos y las intensas actuaciones, evitando la melodramatización que podría haber socavado el núcleo emocional de la historia.
Andréia Horta, en el papel de Elis, ofrece una interpretación absolutamente magistral. No se limita a imitar la voz o la apariencia de la cantante, sino que la encarnación de Elis es palpable en cada gesto, en cada mirada. La atormentada belleza, la fragilidad y la fuerza de Elis se revelan con una autenticidad conmovedora. La actuación de Horta es un testimonio del poder de la interpretación y de la capacidad de un actor para conectar con la esencia de un personaje. A su lado, Gustavo Machado interpreta a Geraldo Vandré, su esposo, con una sensibilidad que transmite la pasión y la desesperación de una relación marcada por el arte y las pasiones. La química entre los dos actores es fundamental para el desarrollo emocional de la trama.
Caco Ciocler, en el papel de César Drummond, el productor musical de Elis, aporta un toque de ironía y lucidez a la historia. El guion, a pesar de su enfoque en el talento y la carrera de Elis, también explora las complejidades de su vida personal y las tensiones que la rodeaban. Se revela un retrato de una mujer que buscaba la libertad y el reconocimiento, pero que, al mismo tiempo, luchaba contra las limitaciones impuestas por la sociedad y por sus propias dudas. La película no rehúye de mostrar las dificultades con las drogas y el alcohol que atormentaron a Elis en sus últimos años, ofreciendo una visión realista y honesta de un ser humano con virtudes y defectos. No obstante, el guion podría haberse beneficiado de una mayor exploración de las motivaciones políticas de Elis, elementos que sin duda influyeron en su obra y en su trayectoria.
La banda sonora, integrada por canciones icónicas de Elis Regina, es un elemento crucial para la película, no solo como marcador temporal sino como expresión del alma de la artista. La música se entrelaza de forma orgánica con la narrativa, amplificando las emociones y creando una experiencia cinematográfica inmersiva. La película, en definitiva, es un homenaje conmovedor a una de las voces más importantes de la música brasileña, un recordatorio de la belleza, la pasión y la tragedia que conformaron la vida de Elis Regina. Un retrato valioso y emocionalmente resonante que merece ser visto.
Nota: 8/10