Ella es el chico (2006)

“Ella es el chico” no es solo otra adaptación de Shakespeare; es una explosión de color, un torbellino de identidades confusas y una reivindicación de la juventud en busca de su lugar en el mundo. El director, Taika Waititi, entrega una película que no teme abrazar lo absurdo y lo sentimental, combinando con maestría la energía desbordante del universo Waititi con la complejidad inherente a la obra original de Shakespeare. La película, una moderna versión de “Noche de Reyes”, transcurre en el vibrante y colorido Auckland, Nueva Zelanda, y se centra en la historia de Viola, interpretada con una vulnerabilidad encantadora por Saoirse Ronan. Viola, una joven artista que ha sido enviada a vivir con su tío, se enamora perdidamente de Duke (Joel Dom Kino), un hombre convencido de que es Olivia (Thomasin McKenzie). La situación se complica aún más cuando el hermano gemelo de Olivia, Sebastian (Sam Worthington), descubre la verdad y, incapaz de distinguir a los Hermanos Farinha, decide cortejar a Viola, creyendo que es la verdadera Olivia.

Waititi se aleja del melodrama tradicional y opta por un tono humorístico y a veces conmovedor. La película no se toma demasiado en serio su propia premisa, y eso es precisamente lo que la hace tan atractiva. La comedia, a menudo irreverente, no se limita a chistes fáciles; se enraíza en las relaciones personales y en la confusión que experimentan los jóvenes al navegar por el amor y la identidad. La dirección es visualmente impactante, con una fotografía saturada de colores y una banda sonora alegre y contagiosa que refuerzan el ambiente festivo de la película. Sin embargo, no se trata solo de estética; Waititi utiliza la cámara para profundizar en las emociones de los personajes, observando sus miradas, sus gestos, y capturando la dinámica de los grupos de amigos en un entorno que se siente a la vez acogedor y lleno de potencial oculto.

Las actuaciones son excepcionales. Saoirse Ronan aporta una autenticidad magnética a Viola, transmitiendo a la perfección su confusión, su vulnerabilidad y su creciente confianza en sí misma. Joel Dom Kino brilla como Duke, un personaje carismático y ligeramente excéntrico. Pero es Sam Worthington quien realmente sorprende. Su interpretación de Sebastian es sutil y compleja, revelando una melancolía subyacente y una búsqueda de conexión que contrasta con la exuberancia de su personaje. La química entre los tres actores es palpable, y las escenas de diálogo están llenas de humor y sinceridad. El guion, adaptado de la obra original de Shakespeare por Sam Pink, se siente fresco y relevante, manteniendo la esencia de la historia mientras la moderniza con un lenguaje y un estilo contemporáneos. Se presta especial atención a la diversidad y la representación, con personajes queer y de diferentes orígenes étnicos, que añaden capas de complejidad a la narrativa.

En definitiva, “Ella es el chico” es una película que celebra la juventud, el amor y la búsqueda de la identidad con una energía contagiosa y una sensibilidad genuina. Es una reinvención inteligente y divertida de un clásico literario, que demuestra que Shakespeare puede seguir siendo relevante y emocionante para nuevas generaciones. Es una película que te dejará sonriendo y, quizás, reflexionando sobre tus propias dudas y anhelos. Es una joya cinematográfica que merece ser vista y revivida.

Nota: 8.5/10