Ella es el partido (2008)

“Ella es el partido” (She’s All That), la adaptación moderna de ‘La Leyenda de Jack y Jill’, se presenta como una comedia adolescente con el propósito de revitalizar un deporte en declive y, en el proceso, despertar el romance juvenil. George Clooney, en su reencuentro con el género, entrega una interpretación que, aunque decente, no alcanza la magia que se esperaba de una película dirigida por el ganador de un Oscar.

La película se centra en Dodge Connolly (Clooney), un linebacker estrella del fútbol americano en la Universidad Estatal de California, en un intento desesperado por limpiar el nombre de su equipo y devolverlo a la gloria. Su plan, impulsado por la presión de sus padres y la desilusión de sus compañeros, es robar a la estrella de ballet Laney Boggs (Rachael Leigh Cook), convencido de que su belleza y presencia pueden atraer a la audiencia y, por extensión, al éxito deportivo. Este tropo, inherentemente forzado y, a veces, un tanto condescendiente, es el núcleo de la narrativa. Clooney, en su papel de chico malo con un corazón dorado (o, al menos, con un intento de ello), se muestra convincente en su desesperación, aunque la interpretación carece de la profundidad que podría haberle dado. Su química con Cook es notable, ofreciendo momentos genuinos de humor y ternura, pero la premisa del romance basado en un intercambio tan artificialmente definido no fluye con la misma naturalidad.

Rachael Leigh Cook ofrece una actuación sólida como Laney Boggs, una joven vulnerable y talentosa que se ve forzada a aceptar el desafío de Dodge. La película se esfuerza por pintar un retrato realista de una estudiante de ballet que se siente frustrada por las expectativas sociales y la falta de oportunidades en su campo. Sin embargo, la trama se simplifica excesivamente, relegando la complejidad de su personaje a un rol secundario dentro de la búsqueda del éxito deportivo. El elenco secundario, encabezado por Danny Sullivan (Matthew Lillard), proporciona un alivio cómico adecuado, aunque sus personajes son, en su mayoría, caricaturas con fines argumentales.

En cuanto al guion, "Ella es el partido" se aferra demasiado a clichés y a la fórmula romántica juvenil. La dirección de Edward Zwick, aunque competente en la confección de escenas visuales dinámicas y en el ritmo general de la película, no logra superar la debilidad inherente a la premisa. La película, si bien busca ser una celebración del espíritu deportivo y del poder del cambio, termina siendo una comedia adolescente predecible que no ofrece nuevas perspectivas ni ideas originales. La banda sonora, abundante y a veces excesiva, contribuye a reforzar la atmósfera juvenil, pero también puede resultar intrusiva. El mensaje central, sobre la aceptación de la individualidad y la superación de las expectativas, queda ligeramente enterrado bajo el barniz del romance y el melodrama.

Nota: 6/10