Ella siempre dice sí (1991)

“Ella siempre dice sí” no es una película que busca romper el molde, ni mucho menos revolucionar el género de la comedia romántica. Más bien, se erige como una pieza de entretenimiento ligero y, en cierto modo, nostálgico, que se beneficia de un guion inteligente y actuaciones sólidas para ofrecer un viaje agradable y, a veces, sorprendentemente ingenioso. Dirigida por Richard Shephard, la película se apoya en la típica fórmula del “playboy se enamora de la chica equivocada”, pero la ejecuta con una sutileza y un humor seco que, en lugar de ser grandilocuente, se siente genuinamente divertido.

El guion, adaptado de la novela de James Poe, no se adhiere a clichés a pie de página. El conflicto central reside en la compleja dinámica entre Charley (Paul Rudd) y Vicki (Kathryn Hahn). Rudd ofrece una interpretación magistral del playboy superficial, aunque con un toque de vulnerabilidad que le permite al espectador conectar con sus inseguridades. Pero es Kathryn Hahn quien realmente brilla. Su Vicki Anderson es una fuerza de la naturaleza: una mujer segura, inteligente y con un sentido del humor mordaz que desafía las expectativas y manipula a Charley con una gracia inquietante. La química entre Rudd y Hahn es palpable, alimentando la tensión y el humor con una precisión asombrosa. No es una relación fácil ni un romance convencional; la película explora con honestidad las razones por las que se atraen mutuamente, más allá de la mera atracción física.

La dirección de Shephard es efectiva, manteniendo el ritmo ágil y priorizando el diálogo y las interacciones entre los personajes. El vestuario y la ambientación de la época, los años 80, son cuidadosamente cuidados, contribuyendo a la atmósfera icónica y evocadora que impregna la película. Sin embargo, el uso de la música de los 80 es, a veces, un poco exagerado, llegando a ser un cliché en sí mismo. A pesar de esto, la película consigue crear una sensación de autenticidad en las escenas de fiesta y los momentos de desenfreno, elementos cruciales para el género.

La película no trata de ofrecer soluciones filosóficas complejas ni reflexiones profundas sobre el amor. Su valor reside en su capacidad para celebrar la espontaneidad, la improvisación y el poder de un encuentro inesperado. Es una película que te permite escapar de la rutina y reírte de los errores del protagonista. A pesar de que algunos aspectos del argumento son predecibles, la calidad de las actuaciones y la dirección compensan con creces cualquier posible defecto. "Ella siempre dice sí" es, en definitiva, un pequeño tesoro cinematográfico para aquellos que buscan una comedia romántica inteligente, divertida y con un toque de sofisticación.

Nota: 7.5/10