Ella y sus maridos (1964)

“Ella y sus maridos” (1992) de Woody Allen es una obra maestra incómoda, un retrato psicológico inquietante y, en última instancia, profundamente humano sobre la búsqueda desmedida de la compañía y la perpetua frustración que acompaña a un deseo irrefrenable. La película no se contenta con ser una comedia romántica, sino que se adentra en las profundidades de la soledad existencial de Louisa May Foster, interpretada magistralmente por Shirley MacLaine. MacLaine, con una vulnerabilidad y una intensidad innegables, ofrece una interpretación que redefine la noción del melodrama, transformando el cliché de la mujer desesperada por el amor en una exploración del alma humana.

La dirección de Allen es precisa y observadora. Evita los clichés visuales y se centra en la evolución interna de Louisa, utilizando una fotografía sombría y una paleta de colores apagados que reflejan la melancolía y el aislamiento de la protagonista. Allen no busca consolar a Louisa, sino presentarla en su desesperación, invitando al espectador a empatizar con su dolor. La película se centra en el proceso de la relación, en la búsqueda de la conexión y la inevitabilidad del final. La narrativa, aunque aparentemente lineal, está cargada de sutileza y ambigüedad, obligando al espectador a cuestionar las motivaciones de Louisa y su propia percepción de la felicidad.

El guion, adaptado de la novela homónima de Erich Maria Remarque, es inteligente y provocador. No glorifica el matrimonio ni presenta a los pretendientes de Louisa como héroes románticos. En cambio, los retrata como hombres ambiciosos, interesados únicamente en su beneficio y, por ende, incapaces de ofrecerle el amor verdadero que tanto anhela. Esta crítica social, aunque sutil, es quizás el elemento más fuerte de la película. La relación entre Louisa y sus esposos es, en esencia, una danza macabra de seducción y desengaño, en la que la protagonista se convierte en un peón en la búsqueda del éxito financiero de los hombres que la rodean.

Más allá de la trama, lo que realmente destaca es el desarrollo de Louisa. Su obsesión por encontrar un esposo que le dure es comprensible, una reacción visceral a la pérdida constante. Sin embargo, la película no se limita a mostrarla como una mujer patética; muestra su inteligencia, su ingenio y, en última instancia, su resiliencia. La transformación de Louisa, desde una mujer desesperada hasta una figura más compleja y, paradójicamente, más poderosa, es el corazón de la película. Su lucha contra el destino, su capacidad de adaptación y su voluntad de seguir adelante, incluso después de múltiples pérdidas, son el verdadero mensaje de la película. “Ella y sus maridos” no es una historia de amor, sino de supervivencia, de la búsqueda incesante de significado en un mundo que a menudo se muestra indiferente a la necesidad humana.

Nota: 8/10