“En brazos de un asesino” es, en esencia, un thriller de acción con un atractivo innegable, pero que termina siendo víctima de sus propias promesas de espectáculo violento. William Levy, con su innegable carisma y su eterna imagen de hombre ideal, regresa a las grandes pantallas ofreciendo una interpretación sólida, aunque limitada, de Victor, el asesino serial con un secreto oculto. Su presencia escénica es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, pero la caracterización del personaje, en mi opinión, se queda a medias.
La dirección de Diego Tejeda, conocida principalmente por su trabajo en series, se centra en construir una atmósfera de tensión constante, aunque a veces, esto se logra a expensas de un ritmo pausado que podría haber beneficiado la historia. Se observa un uso efectivo de la luz y la sombra para acentuar el lado oscuro del personaje y el ambiente de peligro que lo rodea, creando imágenes impactantes y visualmente atractivas. Sin embargo, la dirección carece de una visión realmente original, recurriendo a tropos comunes del género y, en ocasiones, a clichés cinematográficos.
La química entre William Levy y Alicia Sanz, quien interpreta a la cautiva Sarai, es el corazón de la película. Sanz ofrece una actuación convincente, demostrando una gran capacidad para transmitir la desesperación, la vulnerabilidad y, paradójicamente, la fuerza interior que la definen. Su personaje evoluciona a lo largo de la trama, representando un contrapunto necesario a la frialdad calculada de Victor. La relación entre ambos no es un romance tradicional, sino una danza de poder y dependencia, que se construye con sutileza y profundidad, ofreciendo algunos de los momentos más interesantes de la película.
El guion, sin embargo, es donde la película más consistentemente falla. Si bien la premisa inicial es intrigante y la idea de un asesino serial que se enamora de su prisionera es prometedora, la historia se desarrolla de manera predecible y llena de agujeros argumentales. Los diálogos suelen ser artificiosos y poco naturales, y la trama, aunque mantiene un cierto nivel de suspense, no ofrece giros inesperados que justifiquen la duración de la película. Se nota una falta de desarrollo de los personajes secundarios, que se reducen a meras figuras de apoyo para la trama principal.
En definitiva, “En brazos de un asesino” es una película entretenida pero superficial. Ofrece dosis de acción y un atractivo visual considerable, gracias en gran parte a las actuaciones de Levy y Sanz. Sin embargo, la trama previsible y la falta de profundidad en la caracterización de los personajes le impiden alcanzar su máximo potencial. Se disfruta, pero no se recuerda con pasión.
Nota: 6/10