En Carne Viva (2003)

“En Carne Viva” no es una película que te entretenga con espectáculos visuales o acciones grandilocuentes. Es una película que te instala, que te invita a observar, a reflexionar sobre la vulnerabilidad, el deseo y la forma en que el pasado puede volver a perseguirte, incluso en el asfalto urbano. La dirección de Ben Wheatley, conocida por su estilo inquietante y su exploración de la psique humana, se centra en la atmósfera más que en el desarrollo de un thriller convencional. La película se construye lentamente, con un ritmo pausado que, aunque puede resultar frustrante para algunos, contribuye a la sensación de incomodidad y tensión que la define.

Ol Parker, el guionista, elabora un guion inteligente y sutil, evitando las trampas del melodrama. La idea central – una mujer que presencia un encuentro íntimo y se ve arrastrada hacia un crimen – es lo suficientemente intrigante, pero es la manera en que se explora el deseo, la memoria y la culpa la que verdaderamente engancha. El guion se apoya en el personaje de Frannie Avery, interpretado magistralmente por Florence Pugh. Pugh aporta una intensidad silenciosa y una vulnerabilidad palpable a su personaje. Su actuación es el corazón de la película, capturando las dudas, el miedo y la creciente atracción por el detective Malloy, interpretado por Joel Edgerton.

Edgerton ofrece una interpretación igualmente convincente. Su Malloy es un personaje complejo y contradictorio: un hombre atractivo, carismático y aparentemente cercano, pero también con un pasado turbio y una mirada que sugiere que es capaz de actos terribles. La química entre Pugh y Edgerton es excepcional, y la tensión sexual que se irradia desde sus interacciones es casi palpable. La película explora la naturaleza de la atracción, no como un simple impulso, sino como una fuerza poderosa que puede desatar recuerdos reprimidos y llevar a consecuencias devastadoras. La banda sonora, que alterna entre pasajes inquietantes y melodías evocadoras, juega un papel crucial en la creación de esta atmósfera de suspense y disonancia.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. A veces, el ritmo se vuelve excesivamente lento, y algunos diálogos se sienten un poco forzados. La conclusión, aunque sugerente, podría haber sido más explícita. No obstante, estos pequeños defectos se palían con la fuerza de la atmósfera y la calidad de las actuaciones. “En Carne Viva” no es un thriller en el sentido tradicional. Es un estudio de personajes, una meditación sobre el deseo y la memoria, y un ejemplo de cómo el cine puede utilizar la sugestión y la atmósfera para crear una experiencia cinematográfica profundamente inquietante. El final abierto invita a la reflexión, dejando al espectador con más preguntas que respuestas, una táctica inteligente que solidifica la impresión duradera de la película.

Nota: 7.5/10