“En Defensa del Reino” no es solo una película de espías; es un retrato sombrío y profundamente humano de la corrupción, la paranoia y la pérdida de la inocencia en la España de la transición. Dirigida con maestría por Pedro Almodóvar, la película se sumerge en un ambiente de tensión palpable, utilizando la estética de la época franquista como telón de fondo, con sus contrastes de luz y sombra que reflejan la moralidad turbia de los personajes. Almodóvar nos transporta a un Madrid decadente, lleno de personajes excéntricos y personajes moralmente ambiguos, todos ellos atrapados en una espiral de mentiras y secretos.
El guion, adaptado de la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte, se basa en una trama meticulosamente construida. La película no se centra únicamente en el escándalo político, sino que explora las motivaciones de cada uno de los involucrados. El periodista, interpretado por un Javier Bardem en una actuación excepcional, no es un héroe tradicional. Es un hombre con defectos, consumido por la ambición y la necesidad de expone la verdad, aunque a menudo a costa de su propia integridad. Bardem le da una complejidad y una vulnerabilidad a su personaje, lo que lo hace increíblemente atractivo y, al mismo tiempo, inquietante. La película se desenvuelve con una lentitud estratégica que permite al espectador observar la evolución de los personajes y el desarrollo del drama.
La dirección de Almodóvar es, como siempre, impecable. La película no se basa en la acción frenética, sino en la sutileza y la observación psicológica. Las escenas son cuidadosamente coreografiadas, y la banda sonora, con el uso magistral de música de Ennio Morricone, intensifica la atmósfera de suspense. El maquillaje y la vestimenta, fiel al estilo de Almodóvar, son elementos clave para definir la personalidad de cada personaje. Destaca la fotografía de José Luis Alcérreca, que logra captar la decadencia y la belleza de la ciudad y de sus habitantes. El tratamiento de color, en particular el uso del rojo, añade una dimensión simbólica al relato.
Las actuaciones son sobresalientes en su conjunto. Además de Bardem, los papeles secundarios están interpretados con una convicción admirable. Carmen Maura, como la mujer de la prostituta, ofrece una interpretación particularmente memorable, transmitiendo tanto la fragilidad como la fortaleza de su personaje. El resto del reparto contribuye a la autenticidad de la película. El tratamiento de la prostitución en la película no es gratuito; se aborda con sensibilidad, mostrando la vida de las mujeres involucradas y las consecuencias de una sociedad que las juzga y las explota. "En Defensa del Reino" no es una comedia ni un thriller convencionales. Es un drama político, personal y social que invita a la reflexión sobre los límites de la moralidad, la naturaleza del poder y la fragilidad de la verdad.
Nota: 8.5/10