“En el valle” (Sicario, 2015) no es solo una película de acción; es una disección inquietante de la fragilidad mental y la devastación que puede dejar un encuentro casual. Denis Villeneuve, con su habitual maestría visual y sonora, crea una atmósfera de tensión palpable que se instala en lo más profundo del espectador y no la abandona. Es una película que, en lugar de bombardear con explosiones y persecuciones desenfrenadas, confía en el poder sutil de la incomodidad y la sugerencia para generar un terror psicológico efectivo.
La historia, aunque aparentemente sencilla, se basa en la creciente paranoia de Richard Harrow (Edward Norton), un joven con un pasado traumático y una convicción inquebrantable de ser un “cowboy”, un legítimo pistolero. Norton ofrece una actuación magistral. No se trata de un personaje que intenta ser amenazante; más bien, nos presenta a un hombre consumido por una percepción distorsionada de la realidad. Su mirada, en particular, es el eje central de su interpretación: un vacío, una mezcla de vulnerabilidad y amenaza que oscila constantemente entre la cordura y la locura. El rostro de Norton es una herramienta poderosa, un reflejo directo del caos interno que lo atormenta.
La dirección de Villeneuve es impecable. La película se mueve con una lentitud deliberada, permitiendo que la cámara se adentre en el mundo interno de Harrow. La fotografía de Roger Deakins, con su paleta de colores apagados, dominada por el gris y el ocre, acentúa la sensación de aislamiento y desolación. El sonido, diseñado por Molly Philcox, es igualmente crucial, creando un ecosistema auditivo que refuerza la incomodidad y la vulnerabilidad. Cada crujido de madera, cada susurro, cada disparo se convierte en un elemento tenso y significativo.
El guion, adaptado por Eric Roth a partir de una novela de Victor Bockoon, se centra en la relación entre Harrow y la adolescente Katie (Rachel Wood), una joven que se siente atrapada en una vida monótona. La dinámica entre ambos personajes es el núcleo emocional de la película. No hay un romance evidente, sino una conexión de profunda incomodidad y un intento de llenar un vacío mutuo. La película evita las respuestas fáciles, dejando al espectador con la sensación de que la naturaleza de la relación entre Harrow y Katie, y el trauma subyacente de Harrow, permanecerá siempre enigmática. La película no busca juzgar a los personajes, sino presentar la realidad tan como se revela a través de sus acciones y percepciones.
Finalmente, "En el valle" es una obra ambiciosa que desafía la comodidad del espectador, obligándolo a confrontar la oscuridad interior y las consecuencias de la violencia. No es una película fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica memorable que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han pasado. Es una reflexión sobre la condición humana, la búsqueda de redención y la persistencia del pasado.
Nota: 8.5/10