En la boda de mi hermana (2010)

“En la boda de mi hermana” es una comedia negra sorprendentemente efectiva que se desprende de una premisa que parece sacada de un cuento de hadas moralizado. La película, dirigida por Taika Waititi, no se toma la seriedad que su argumento podría sugerir, abrazando un tono irreverente y, a menudo, grotesco que resulta tanto desconcertante como, en última instancia, hilarante. Es una película que te atrapa desde el primer momento, no por su brillantez narrativa, sino por la personalidad inconfundible de Waititi, quien se permite experimentar libremente con el humor negro y la violencia estilizada.

El guion, firmado por Rachel Turske, es el corazón de la película. No es una obra maestra de la escritura, ciertamente. Se basa en chistes rápidos y diálogos afilados, que funcionan mejor en un entorno de pantalla grande que en la lectura. Sin embargo, la película logra mantener un ritmo frenético, impulsado por la desesperación de Beth (Saoirse Ronan) y su torpe, pero incondicional, hermano, Lee (Lucas Hedges). El guion no se detiene en la explicación de la leyenda de la fuente de la Romaña, dejándola como un elemento fantástico y, en cierto modo, absurdo, que sirve para justificar la trama y la persecución. Es una decisión narrativa inteligente, ya que evita profundizar en la magia o el significado de la fuente, centrándose en el viaje emocional de Beth y su relación con Lee.

Ronan ofrece una actuación brillante, transmite la frustración, la desesperación y el sarcasmo de Beth con una naturalidad y un carisma contagiosos. La tensión que emana de su personaje es palpable y, a pesar de su comportamiento cuestionable, es imposible no sentir cierta simpatía por ella. Hedges, como Lee, complementa a Ronan a la perfección. Su torpeza y su lealtad inquebrantable ofrecen un contrapunto cómico a la situación de Beth, convirtiéndolo en un personaje entrañable a pesar de sus limitaciones. Las actuaciones secundarias, incluyendo las de Joel Domínguez como el jefe de policía y Alison Pill como la madre de Beth, son sólidas y contribuyen a crear un ambiente rico y variado.

Visualmente, la película es un festín. Waititi utiliza Roma como un telón de fondo vibrante y caótico. Las persecuciones son espectaculares y llenas de inventiva, combinando el humor negro con la violencia gráfica de manera efectiva. La dirección de fotografía es impecable, capturando la belleza y el caos de la ciudad italiana. La banda sonora, que mezcla temas clásicos con música electrónica, refuerza la atmósfera única de la película. Aunque a veces el estilo visual se inclina hacia lo excesivo, en general, es un componente crucial para el éxito visual de la película. No obstante, es importante señalar que la película puede resultar algo repetitiva en su enfoque estilizado, pudiendo cansarse la percepción del espectador tras un tiempo.

En definitiva, “En la boda de mi hermana” es una comedia negra peculiar que ofrece una experiencia cinematográfica única. No es perfecta, pero su humor irreverente, sus actuaciones memorables y su dirección estilizada la convierten en una película que vale la pena ver, especialmente si se busca una alternativa a los comedias románticas convencionales. Es una película que te hará reír, gritar y cuestionar tu propio sentido del humor.

Nota: 7/10