En la encrucijada (1989)

“En la encrucijada” no es una película que te dejará con un sabor dulce de resolución. Más bien, te abandona con una sensación inquietante, un cosquilleo constante en la nuca y la persistente pregunta de qué ocurriría si el destino, o quizás la maldad, decide que no te deja escapar. La película, dirigida por Robert Eggers, se instala en el árido paisaje de Nevada, un escenario visualmente impactante que se convierte en un personaje más, contribuyendo a la atmósfera opresiva y claustrofóbica que impregna la historia. La elección del vestuario, la fotografía en blanco y negro y la banda sonora, meticulosamente elaborada, logran una sensación de extrañeza y desasosiego que es la columna vertebral de la película.

El guion, adaptado de la novela de Chuck Palahniuk, se centra en Joleen y su padre, quienes se ven atrapados en una cadena de eventos macabros. La narrativa, a pesar de su premisa sencilla, se construye con una lentitud deliberada, lo que inicialmente puede resultar frustrante. Sin embargo, esta ralentización es intencional y efectiva para aumentar el suspense. Eggers no se apresura a revelar los detalles, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, culminando en momentos de violencia brutal e impactantes. No obstante, debo admitir que el guion podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de los personajes secundarios. Si bien la relación entre Joleen y el joven rebelde, Wade, es el núcleo emocional de la película, los otros habitantes del pueblo, aunque interesantes en su carácter marginal, permanecen como simples catalizadores de la tragedia, careciendo de profundidad.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. Saoirse Ronan entrega una interpretación cautivadora como Joleen, capturando con maestría la fragilidad y la creciente desesperación de su personaje. Su mirada, llena de incertidumbre y temor, es el foco principal de la película. Willem Dafoe, en su papel de sheriff, ofrece una interpretación compleja y perturbadora, oscilando entre la autoridad y la locura. Dafoe no se limita a ser el antagonista; se sumerge en la psicología de un hombre que parece estar desmoronando bajo el peso de sus propios demonios. La química entre Ronan y Dafoe es palpable, intensificando el drama y el misterio. La interpretación de Thomasin McKenzie, interpretando a la joven Mary, es también particularmente memorable, aportando una vulnerabilidad y una inocencia conmovedoras.

“En la encrucijada” es, en definitiva, una película inquietante, perturbadora y visualmente impecable. No es una película fácil de ver, ni tampoco se propone serlo. Su fuerza reside en su atmósfera opresiva y en la capacidad de generar una sensación constante de incomodidad. Aunque el ritmo pueda ser pausado para algunos espectadores, la dirección artística, las actuaciones y la atmósfera son lo suficientemente fuertes para mantener el interés y llevar al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la maldad y el destino. Es una película que te quedará grabada en la memoria, invitándote a preguntarte qué sucede “en la encrucijada” de tu propia vida.

Nota: 7.5/10