“En los márgenes” no es solo una película, es un espejo que refleja la precariedad social y la desesperación latente en la España de finales de los 90. Álvaro Fernández Santos, en su debut como director, logra crear una obra cinematográfica de impacto y sensibilidad, alejada de melodramas fáciles y centrada en la cruda realidad de aquellos que viven al margen de la sociedad, aquellos invisibles para el resto. La película se atreve a mostrar la lucha diaria por la supervivencia, la impotencia ante la burocracia y la búsqueda incesante de la esperanza.
El guion, adaptado de la novela homónima de Javier Cercas, se centra en tres historias entrelazadas, que convergen en un breve lapso de tiempo. La historia de Azucena, interpretada con una fuerza increíble por María Rodríguez, nos sumerge en su angustia al ver cómo se avecina el desahucio y la pérdida de su hogar. La película no se limita a mostrar la tristeza, sino que explora las decisiones complejas que se ven obligadas a tomar las personas que enfrentan la indigencia. La actuación de Rodríguez es un auténtico triunfo, transmitiendo la desesperación y la determinación de Azucena con una sutileza que marca la película. El arco narrativo de la película se siente orgánico y natural, sin recurrir a artificios.
La historia de Rafael, interpretado por un Javier Godino capaz de reflejar la ternura y la frustración con una absoluta naturalidad, y la de Teodora, magnificada por la magistral actuación de una veterana actriz, complementan la historia principal, generando un efecto resonancia que intensifica el impacto emocional. La película no se guarda nada; muestra las consecuencias del abandono, la dificultad de reconectar con el pasado y la importancia de los lazos familiares, incluso cuando estos han sido rotos. Las relaciones entre los personajes son complejas y ambivalentes, cargadas de silencios, miradas y gestos que hablan más que las palabras.
La dirección de Álvaro Fernández Santos es firme y precisa. Evita caer en clichés y utiliza un lenguaje visual sobrio pero efectivo. La fotografía de Pablo Fuentes, con sus tonos apagados y escenas de gran intimidad, acentúa la atmósfera de desolación y vulnerabilidad. La banda sonora, aunque discreta, sirve para amplificar los momentos más emotivos. No se trata de una película que busca impresionar con efectos especiales o escenas grandilocuentes; su fuerza reside en su capacidad para retratar la dignidad y la humanidad de sus personajes.
“En los márgenes” es una película difícil, porque confronta al espectador con la realidad de la exclusión social. Pero es una película necesaria, porque nos recuerda que hay personas que, en la sociedad actual, han sido olvidadas. Es una obra que merece ser vista y, sobre todo, que nos invite a reflexionar sobre la forma en que tratamos a aquellos que viven al margen de nuestra propia existencia. Es una película que te queda en la memoria, generando un sentimiento de inquietud y de deseo de hacer algo.
Nota: 8.5/10