En pata de guerra (2010)

“En pata de guerra” (Paw Patrol: The Movie) no es simplemente una película para niños; es una incursión audaz en el territorio del terror y la aventura que, sorprendentemente, funciona bastante bien. El director Don Feugle, conocido principalmente por su trabajo en la serie de televisión, demuestra una habilidad inusitada para equilibrar los elementos familiares que atraen a la audiencia infantil con un tono y una atmósfera que, en la medida en que se pretende, resultan inquietantes y efectivos.

La trama, inicialmente sencilla, se centra en Ryder y su equipo de “En Patas de Guerra”, un grupo de perros rescatistas, que se ven envueltos en una misión para salvar a un cachorro perdido, Chase, de una misteriosa criatura que ha secuestrado a otros animales de la zona. El argumento se expande rápidamente cuando descubren que la criatura está vinculada a una antigua leyenda local y a un experimento científico fallido. Esta escalada de peligros y misterio convierte la película en algo más que una simple búsqueda y rescate. La historia, si bien predecible en algunos puntos, se beneficia de un desarrollo de personajes sólido y un ritmo bien manejado, manteniendo al espectador enganchado hasta el final.

Las actuaciones, esperable, son impecables. Los actores de voz de los personajes principales, como Iain Armitage como Ryder y Taylor McElroy como Chase, ofrecen interpretaciones convincentes y llenas de matices. No obstante, lo que realmente destaca son los perros, quienes, gracias a un elaborado uso de captura de movimiento y diseño de voz, transmiten una gama sorprendente de emociones y personalidades. Es una prueba de la sofisticación tecnológica y creativa que se puede lograr en el mundo de la animación.

El diseño visual de la película es, sin duda, uno de sus mayores aciertos. La banda sonora, también, es especialmente efectiva, creando una atmósfera de tensión y misterio que se intensifica progresivamente. La zona desolada de Oregón, donde se desarrolla la mayor parte de la acción, está bellamente representada y se siente como un lugar real y peligroso. La dirección de los efectos especiales es sólida, aunque no sobresaliente, logrando crear criaturas que, aunque caricaturescas, resultan a la vez aterradoras y memorables. Lo que realmente eleva la película es el uso de la luz y el color, creando una paleta visual que oscila entre el vibrante y el sombrío, subrayando el contraste entre la inocencia infantil y la amenaza que se cierne sobre ellos.

En definitiva, “En pata de guerra” es una película familiar sorprendentemente sofisticada. Si bien no pretende ser una obra maestra del cine de terror, sí logra entretener y emocionar, ofreciendo una experiencia visualmente atractiva y llena de aventuras. Se trata de una película que puede disfrutar toda la familia, incluso aquellos que no son fanáticos de las series de animación para niños. Es un ejemplo de cómo, con una buena dirección y un guion sólido, se puede crear una película que trasciende su público objetivo inicial.

Nota: 7/10