En tiempo de brujas (2011)

“En Tiempo de Brujas” (Crimson Peak) no es solo una película de terror gótico; es una experiencia cinematográfica que te envuelve en una atmósfera lúgubre y opresiva, una profunidad de color rojo que, a pesar de su retorcido atractivo visual, no logra alcanzar la ambición que sugiere. Robert Eggers, aclamado por su meticulosa recreación histórica en "El Faro" y "La Hormiga", demuestra una vez más su obsesión por el detalle, y su trabajo en la dirección es, sin duda, el punto más fuerte de la cinta.

La cinematografía de Luke Van Wagenberg es simplemente deslumbrante. El uso del color rojo, casi maníaco, domina la pantalla, desde la sangre de los monstruos hasta la pintura de las paredes y los textiles. Este enfoque visual no solo es estéticamente impactante, sino que también funciona como una metáfora de la violencia, la enfermedad y la corrupción que impregan la trama. La fotografía es innegablemente bella, pero a veces corre el riesgo de sobrecargar la escena, dejando poco espacio para la respiración del espectador.

Guillermo del Toro, a pesar de no estar detrás de la cámara, aporta una presencia crucial al proyecto. El guion, adaptado de la novela de Shirley Jackson, es ingenioso y perturbador, con una construcción narrativa lenta pero constante. La trama explora temas como la locura, el trauma y el legado familiar de una manera profundamente inquietante. Sin embargo, el ritmo pausado puede resultar tedioso para algunos espectadores, y la dependencia excesiva de simbolismos y referencias literarias requiere un alto nivel de atención por parte del público.

Las actuaciones son excepcionales, y tanto Florence Pugh como Nicolas Cage brillan en sus respectivos roles. Pugh, en el papel de Edith Cushing, transmite una vulnerabilidad y una determinación que son conmovedoras. Su evolución a lo largo de la película es palpable y llena de matices. Cage, en cambio, ofrece una interpretación sobrecargada a veces, pero con momentos de carisma y oscuridad que le valen la pena. La dinámica entre ambos personajes, la desconfianza inicial y la lenta conexión, es uno de los pilares fundamentales de la narrativa. No obstante, la fuerza de Pugh, sin duda, se eleva sobre la suya.

En definitiva, “En Tiempo de Brujas” es una película ambiciosa y visualmente impresionante, pero que, a pesar de su pretensión, se queda corta en algunos aspectos. La dirección impecable y las actuaciones convincentes son compensaciones importantes, pero la lentitud del ritmo y la densidad del guion pueden disuadir a algunos espectadores. Es un festín para los ojos, pero a veces un poco difícil de digerir.

Nota: 7/10