“Enemigo Mío” no es una película que redefine el género de acción o la ciencia ficción, pero sí es una experiencia cinematográfica sorprendentemente cautivadora. La trama, aunque no revolucionaria en su concepción, logra construir una base sólida para una historia de supervivencia y, paradójicamente, de amistad entre dos seres radicalmente diferentes. El conflicto central, la guerra entre la Tierra y el planeta Dracon, se presenta como un telón de fondo constante, un recordatorio omnipresente de la amenaza existencial que ambos bandos enfrentan.
La dirección de Michael Williams es funcional y efectiva, logrando crear una atmósfera tensa y opresiva, reflejada en los paisajes desolados y la escasa belleza natural del planeta Dracon. La película sabe usar los recursos visuales para transmitir el aislamiento y la hostilidad del entorno, lo cual se complementa con una banda sonora que, aunque no original, funciona bien y acentúa la sensación de peligro inminente. Sin embargo, la dirección carece de una personalidad particularmente marcada; se centra en la narrativa más que en la construcción de un estilo visual distintivo.
La columna vertebral de la película son, sin duda, las actuaciones de Benicio Del Toro y Rami Malek. Del Toro, como el reptiliano K’tharr, ofrece una interpretación magnética y silenciosa, transmitiendo una profundidad de carácter sorprendentemente humana, a pesar de su apariencia intimidante. Su personaje, un guerrero endurecido por la guerra y marcado por el dolor, es el corazón de la película y es precisamente su incapacidad para expresar sus emociones lo que lo hace tan convincente. Malek, por su parte, logra equilibrar la fragilidad emocional de un humano traumatizado con una determinación admirable para sobrevivir. La química entre ambos actores es el elemento más fuerte de la película, creando una dinámica creíble y emotiva que trasciende la barrera del lenguaje y la especie.
El guion, aunque a veces recurre a clichés del género, sí tiene algunos momentos brillantes. La tensión se construye de forma gradual, utilizando el encuentro casual entre el humano, Jake (interpretado por Chris Pratt), y el reptiliano como punto de partida para una relación forjada en la necesidad. La película explora temas como la empatía, la tolerancia y la importancia de superar prejuicios, pero lo hace con un tono relativamente sobrio, evitando sermonear al espectador. La trama, a pesar de algunos agujeros de trama, mantiene el interés gracias al ritmo constante y a las situaciones de acción bien coreografiadas. Sin embargo, el desarrollo del conflicto principal podría haberse profundizado aún más, ofreciendo un final más ambicioso y menos predecible.
En definitiva, "Enemigo Mío" es una película entretenida y visualmente sólida, impulsada principalmente por las sólidas interpretaciones de sus protagonistas. No es una obra maestra, pero sí una experiencia cinematográfica digna de ser vista, especialmente si se aprecia un buen thriller de ciencia ficción centrado en la supervivencia y la amistad improbable. La película plantea preguntas sobre la humanidad y la alienación, invitando a la reflexión sobre cómo podríamos enfrentarnos a lo desconocido y a aquellos que son diferentes a nosotros.
Nota: 7/10