Enfermés dehors (2006)

“Enfermés dehors” (Enfermos afuera) de Xavier Dolan no es una película que se diseña para complacer, ni para ofrecer una experiencia cinematográfica fácil. Es una obra visceral, incómoda y, en su mayor parte, profundamente conmovedora que desafía al espectador a confrontarse con la fragilidad y la soledad de la condición humana. Dolan, a pesar de su juventud, demuestra una maestría sorprendente en la dirección, construyendo una atmósfera densa y opresiva, casi claustrofóbica, que refleja la deshumanización y la alienación de sus personajes principales.

La película se centra en Claude Perron (Albert Dupontel), un hombre mayor, al borde de la demencia y la indigencia, que se ve inesperadamente forzado a asumir el rol de cuidador. Dupontel ofrece una actuación magistral, transmitiendo con una naturalidad inquietante la mezcla de exasperación, frustración y un genuino afecto por esta mujer misteriosa y, a la vez, perturbadora. Su interpretación no se limita a la caricatura de un anciano gruñón, sino que revela una profunda vulnerabilidad y un anhelo de conexión que, a pesar de todo, lo lleva a aceptar esta peculiar relación.

Hélène Vincent, como la enferma, entrega una actuación igualmente poderosa, aunque su personaje es deliberadamente ambiguo. No se trata de una simple paciente, sino de una presencia enigmática que desafía las expectativas y que, paradójicamente, parece ofrecer un cierto tipo de consuelo a Claude. La dinámica entre ambos es el corazón de la película, un baile de miradas, gestos y silencios que comunican más de lo que las palabras podrían. La tercera pieza del rompecabezas, Nicolas Marié, añade una capa de humor negro y comicidad involuntaria al interpretar a un vecino inoportuno que se ve envuelto en esta surrealista situación. Su presencia, aunque a veces forzada, sirve para resaltar la absurdidad de la situación y, al mismo tiempo, para profundizar en la desesperanza que impregna la película.

Dolan no rehuye la crudeza de la realidad social, mostrando la pobreza, la marginación y la indiferencia con una franqueza que puede resultar perturbadora. Sin embargo, la película no se limita a documentar la miseria; busca, en cambio, explorar las posibilidades de la empatía y la conexión en medio de la deshumanización. La narrativa, aunque fragmentada y desordenada a veces, contribuye a esta sensación de irrealidad y a mantener al espectador en un estado de constante alerta. La dirección artística, con su paleta de colores apagados y su fotografía sobria, acentúa este efecto. “Enfermés dehors” es una película que te marca, que te obliga a cuestionarte la propia idea de normalidad y la importancia de las relaciones humanas.

Nota: 8.5/10