“English Babu Desi Mem” no es una película que te golpea desde el principio con una espectacularidad visual o un ritmo frenético. Su encanto reside en una sutileza y una introspección que, en un mercado cinematográfico actual tan saturado de explosiones y efectos especiales, se siente casi como un oasis de tranquilidad y reflexión. La película, dirigida por Parveen Dastur, se basa en un concepto aparentemente simple – la reapertura de heridas del pasado y el descubrimiento de la complejidad de las emociones humanas – pero lo logra con una autenticidad que resulta conmovedora y a la vez, profundamente humana.
La historia, centrada en la reincorporación de Rohan (Shahid Kapoor) a la India tras la repentina muerte de su hermano gemelo, se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo al espectador sumergirse en la atmósfera de la Bombay colonial. Dastur consigue evocar un pasado que se siente tanto real como fantasioso, utilizando la fotografía con maestría, jugando con la luz y la sombra para crear una sensación de melancolía y nostalgia. No obstante, la dirección no se limita a la belleza visual; maneja los personajes con delicadeza, explorando las capas de dolor, arrepentimiento y deseo que se esconden tras las apariencias. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador con la responsabilidad de interpretar las motivaciones de cada personaje y las consecuencias de sus acciones.
El elenco ofrece interpretaciones sólidas y realistas. Shahid Kapoor, en el papel de Rohan, transmite de forma convincente la lucha interna del personaje, la carga del pasado y la vulnerabilidad que esconde bajo su exterior elegante y desarraigado. Vive la confusión de encontrarse repentinamente ante una figura de su pasado, Divya (Ananya Mathur), la viuda del hermano y madre de su sobrino. Ananya Mathur, por su parte, interpreta a Divya con una dignidad y un pudor exquisitos. Su personaje no es solo una víctima del pasado, sino una mujer fuerte y resiliente, con sus propios miedos y deseos. La química entre Kapoor y Mathur es palpable, generando momentos de tensión, humor y genuina complicidad. Las actuaciones secundarias, particularmente la de la abuela de Divya, aportan riqueza y matices a la narrativa.
El guion, aunque no ostenta una trama convencional, se distingue por su capacidad para generar ambigüedad y para explorar temas como la identidad, el choque cultural y la redención. No hay un villano claro, ni un final feliz predefinido. La película se centra en los pequeños detalles, en las miradas, en los silencios, en las conversaciones que revelan la complejidad de las relaciones humanas. El diálogo es natural y sutil, evitando la grandilocuencia. La película, en definitiva, es una meditación sobre el pasado y el presente, y sobre la búsqueda de la felicidad, incluso en los lugares más inesperados. Si bien la estructura puede resultar lenta para algunos espectadores, su fuerza reside en la profundidad de sus personajes y la ambigüedad de su conclusión. La película invita a la reflexión, a dejar que las imágenes y los sentimientos hablen por sí solos.
Nota: 7.5/10