Enrique V (1989)

“Enrique V” de Kenneth Branagh, una película que a menudo se encuentra en la sombra de obras más grandiosas del repertorio teatral, es, sorprendentemente, un ejemplo de Shakespeare adaptado con un enfoque sutil y a la vez impactante. No es un espectáculo brillante y colorido, ni una épica grandilocuente. Branagh opta por un Shakespeare más reservado, centrado en el viaje interior de su protagonista, y el resultado es, en mi opinión, mucho más cautivador que la mayoría de las versiones más convencionales.

La película se distingue por su tratamiento del personaje de Enrique V. Rory Kinnear, como el joven monarca, ofrece una interpretación desarmante. No es el rey guerrero tradicional, ni un líder carismático que inspira a sus tropas con discursos grandilocuyentes. Más bien, vemos a un joven profundamente inseguro, atormentado por sus dudas y la inmensa responsabilidad que recae sobre sus hombros. El guion se enfoca en estas incertidumbres, en el conflicto interno entre la necesidad de reprimir la rebelión de los ciudadanos de Francia y su propia conciencia. La película, con una dirección de arte impecable, nos sumerge en la atmósfera gris y opresiva del siglo XV, transmitiendo la sensación de un mundo marcado por la enfermedad y la muerte.

La dirección de Branagh está magistralmente equilibrada. No se adentra en los detalles de las batallas, a pesar de su importancia histórica. En su lugar, se concentra en los momentos de introspección de Enrique, en sus conversaciones con sus consejeros, y en las escenas de tensión entre él y sus leales nobles, especialmente Harold, interpretado con una profunda lealtad por Nicholas Hoult. La película logra transmitir el peso de la decisión de guerra, la fragilidad de la autoridad y la brutalidad de la realidad bélica. El duelo entre el rey y Harold, aunque breve, es uno de los momentos más memorables de la película, una escena cargada de significado y sutiles matices.

Las actuaciones son, en su conjunto, excelentes. El resto del elenco secundario – Ian McKellen como el ya anciano y sabio Lord Rivers, Sean Bean como el ardidamente astuto Percy – está particularmente bien por delante, añadiendo riqueza y complejidad al drama. Sin embargo, la fuerza de la película reside en la capacidad de Branagh para humanizar a un personaje que, en otras adaptaciones, a menudo se reduce a un rol meramente ceremonial. ‘Enrique V’ es una invitación a reflexionar sobre la naturaleza del liderazgo, la moralidad de la guerra y las consecuencias de tomar decisiones difíciles, todo ello dentro de una producción que, aunque no espectacular, es una interpretación inteligente y respetuosa de la obra original.

Nota: 7.5/10